Un hombre paralizado controla un brazo robótico con el poder de su mente

| 13:10 | Alberto Estrada | Cell
El sistema funciona de forma estable durante siete meses. Foto: Shutterstock

Un sistema innovador que combina Inteligencia Artificial (IA) y robótica logró que un hombre con tetraplejia pueda controlar un brazo mecánico utilizando sólo sus pensamientos.

Lo más sorprendente es que este sistema funciona de forma estable durante siete meses sin necesidad de reajustes importantes, algo inusual en este tipo de tecnologías que suelen requerir recalibraciones frecuentes tras unos pocos días de uso.

El desarrollo fue liderado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), quienes destacan el potencial de esta tecnología para transformar la vida de personas con discapacidades motoras y estudio fue publicado en la revista Cell.

IA que aprende con el usuario

El funcionamiento del sistema se basa en una interfaz cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés), que utiliza algoritmos de inteligencia artificial para asociar patrones específicos de actividad cerebral con movimientos concretos del brazo robótico.

El usuario puede ver los movimientos del brazo en tiempo real mientras los imagina, lo que permite ajustar y corregir errores al instante, mejorando la precisión del sistema.

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“Esta mezcla de aprendizaje entre humanos e IA es la siguiente fase para estas interfaces”, explicó el neurólogo Karunesh Ganguly, de la UCSF. “Es lo que necesitamos para lograr una función sofisticada, similar a la vida”.

Tareas cotidianas, desde el pensamiento

Gracias a esta tecnología, el hombre logró realizar acciones como abrir un armario, tomar una taza y colocarla bajo un dispensador de bebidas, guiando el brazo robótico únicamente con su pensamiento.

El sistema interpreta sus intenciones y las convierte en movimientos físicos, sin intervención de terceros ni asistencia mecánica adicional.

Adaptación al cerebro en constante cambio

Durante la investigación, los científicos descubrieron que, aunque la forma de los patrones cerebrales relacionados con el movimiento se mantenía constante, su ubicación en el cerebro cambiaba ligeramente con el tiempo, un fenómeno asociado al aprendizaje y la plasticidad neuronal.

La inteligencia artificial del sistema fue capaz de adaptarse a estos cambios sin perder precisión, evitando así la necesidad de calibraciones frecuentes.

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Una tecnología prometedora, aunque costosa

El sistema utiliza implantes cerebrales y una técnica llamada electrocorticografía (ECoG) para registrar la actividad cerebral, junto con una computadora que traduce esa actividad en comandos para el brazo robótico.

Aunque aún se trata de una tecnología compleja y costosa, representa un avance significativo en el desarrollo de neuroprótesis controladas por el pensamiento.

Ya se han visto otros usos similares, como permitir a personas sin capacidad de habla comunicarse nuevamente, o ayudar a pacientes con parálisis a jugar al ajedrez. A medida que la tecnología avance, los investigadores esperan que estas interfaces sean capaces de realizar acciones más complejas y naturales.

“Estoy muy seguro de que hemos aprendido a construir el sistema ahora, y que podemos hacer que esto funcione”, concluyó Ganguly.