¿Qué es el “chemsex” y qué riesgos conlleva para la salud?

| 09:35 | Eduardo Ayala | Uno TV
Chemsex
El chemsex conlleva varios riesgos para la salud. Foto: Shutterstock

El chemsex es una práctica que combina el consumo de sustancias psicoactivas específicas con el objetivo de intensificar o prolongar las experiencias sexuales, sin embargo, esta práctica conlleva varios riesgos para la salud.

Un artículo publicado en The Conversation, explica que el chemsex ha generado preocupación tanto por sus efectos en la salud física y mental como por los riesgos sociales y legales asociados.

Las sustancias más comunes en el chemsex incluyen metanfetaminas, mefedrona, ketamina y ácido gamma-hidroxibutírico (GHB, también conocido como “chorro”). Estas drogas buscan potenciar el éxtasis durante las relaciones y extender su duración, en ocasiones administrándose mediante inyecciones (conocidas como “slam”), lo que incrementa los riesgos asociados.

Riesgos físicos y psicológicos del chemsex

  • Salud física: El chemsex está relacionado con un aumento en los comportamientos sexuales de riesgo, lo que eleva las tasas de transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Las sesiones suelen involucrar múltiples parejas y durar periodos prolongados, lo que exacerba estas posibilidades.
  • Salud mental: La estigmatización, el estrés y los sentimientos de culpa o soledad son comunes entre quienes practican chemsex. Además, las razones para involucrarse en esta práctica a menudo están vinculadas a experiencias previas de rechazo o discriminación.
  • Dependencia: El consumo de drogas puede derivar en intoxicaciones agudas, dependencia crónica y deterioro general de la salud. En casos extremos, los consumidores experimentan ideaciones suicidas, psicosis, comportamientos agresivos o sobredosis, especialmente con sustancias como el GHB.

Quienes practican chemsex a menudo no reciben el acompañamiento necesario debido a varios factores:

  • Estigma y discriminación: El juicio hacia el consumo de drogas, la orientación sexual o las prácticas sexuales crea barreras para acceder a servicios de salud.
  • Barreras legales y sociales: El uso de sustancias ilegales genera un estigma adicional, dificultando el acceso a apoyo médico y psicológico.
  • Desconocimiento: Tanto los consumidores como los profesionales de la salud carecen de información adecuada sobre los riesgos y las necesidades específicas de las personas involucradas en chemsex.
  • Falta de servicios integrales: La ausencia de estructuras multidisciplinarias y la limitada financiación dificultan un abordaje efectivo de esta problemática.

Abordar el chemsex requiere una combinación de estrategias de salud pública, educación y apoyo comunitario. Es crucial desarrollar programas conjuntos que atiendan las necesidades específicas de los practicantes de chemsex, garantizando un cuidado seguro, ético y competente.

Las estrategias deben enfocarse en la autoeficacia del individuo, combinando recursos online, terapias grupales y atención multidisciplinaria para informar sobre seguridad sexual, uso de drogas y los riesgos asociados al chemsex es esencial para prevenir consecuencias graves.

Es necesario crear iniciativas que involucren a personas con experiencia directa pueden ser clave para compartir información y brindar soporte emocional.

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Las políticas de salud deben abordar el consumo de sustancias como un problema sanitario, no criminal. Reducir el estigma y fomentar la empatía son pasos fundamentales para mejorar el acceso a la atención. Además, es necesario impulsar investigaciones que permitan comprender mejor esta práctica y diseñar intervenciones efectivas.

La Agenda 2030 de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) incluye objetivos como la prevención y tratamiento de las adicciones y la erradicación de las ITS, especialmente en grupos vulnerables como los hombres que tienen sexo con hombres, los migrantes y el colectivo LGBTQ+.

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