¿Por qué el jamón se pone baboso?; checa si aún se puede comer así

| 05:22 | Jennifer Turrubiartes | UnoTV

¿Alguna vez te has dispuesto a preparar un rico sándwich y encuentras que el jamón está baboso o cubierto por un líquido blanquecino? Estamos seguros de que sí, por eso, hoy te explicamos si aún se puede comer o debería tirarse, según la ciencia.

¿Por qué el jamón se pone baboso?

De acuerdo con el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT), esa viscosidad es causada por el crecimiento de bacterias ácido lácticas en el embutido. Este tipo de bacterias se desarrollan dentro del paquete debido al contenido de carbohidratos y a la alta humedad presente en el producto cárnico.

Juan Pedro Camou Arriola, investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), experto en productos cárnicos, señaló en un estudio, que estas bacterias, aunque son benignas, producen un olor y sabor ligeramente ácido cuando están en concentraciones bajas. Además, actúan como una barrera natural contra bacterias patógenas y otras que podrían descomponer el alimento, como las Pseudomonas, responsables de olores desagradables y putrefactos.

¿Es seguro comer jamón baboso?

La recomendación inicial es evitar su consumo, ya que es difícil predecir el efecto que podría tener en la salud del consumidor, al no saber con certeza qué otros microorganismos pueden haber proliferado en el embutido. Sin embargo, si al lavar el jamón con agua el mal olor y sabor desaparecen, es probable que no cause ningún daño. Las bacterias ácido lácticas son utilizadas en la fermentación de alimentos como el salami, el yogur y algunos quesos madurados, por lo que no representan un riesgo elevado en bajas cantidades.

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Por otro lado, si después de enjuagar el jamón persiste el aroma a descomposición, definitivamente no debe consumirse, ya que podría provocar infecciones gastrointestinales graves.

Consejos de conservación

Para evitar la aparición de esta viscosidad, es fundamental mantener los embutidos en la cadena de frío, que implica conservarlos a temperaturas entre 0 y 2°C desde que son empaquetados hasta su llegada al consumidor. Cuando los embutidos se exponen a temperaturas superiores a 4°C, se acelera su descomposición, afectando su vida útil.

Finalmente, si utilizas jamón para preparar lonches, se recomienda almacenarlos en empaques térmicos que mantengan el frío hasta el momento de su consumo, especialmente en climas cálidos.

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