Papanicolau, ¿cuál es el origen de la prueba que puede prevenir el cáncer cervicouterino?

El papanicolau es el procedimiento ginecológico más común y efectivo para detectar el cáncer cervicouterino. Gracias a él es posible detectar a tiempo lesiones en el cuello del útero, que son las primeras señales de este tipo de cáncer que mata a dos mujeres al día, según la Organización Panamericana de Salud (OPS).
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Papanicolau: 15 minutos para salvar la vida
El papanicolau cuenta con atributos que validan su eficacia y sencillez para proteger la salud de las mujeres de los 25 a los 64 años de edad, y así combatir el cáncer cervicouterino:
- Simple
- Sencillo
- Rápido
- No doloroso
- Efectivo
En sólo 15 minutos los especialistas pueden obtener suficientes datos para poder determinar cualquier señal anómala en el cuello del útero, lo que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Este examen consta de la recolección de células de la mucosa superficial del útero mediante el uso de un espéculo que es introducido en la vagina para exponer el cuello del útero. Tras recolectar la muestra éstas son llevadas a un laboratorio donde son estudiadas.
Si la paciente está relajada, confiada y el profesional de salud realiza el papanicolau con todas las condiciones que requiere, el examen no provoca dolor ni molestia, indica la OPS.
Pero, ¿cuál es el origen del papanicolau?
El origen de la prueba del papanicolau se remonta, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a 1925, cuando el médico griego, Yeoryios Papanikoláu, realizó estudios de histología, es decir, analizó los tejidos de cobayas hembras con la intención de identificar si existía hemorragia vaginal en estos mamíferos.
Con un espéculo nasal como herramienta, hizo un frotis para obtener células vaginales que examinó en un microscopio y logró identificar algunas de diversas formas y patrones.
Posteriormente repitió el procedimiento en su esposa para observar si existían similitudes en cuanto a la variación de las células vaginales humanas. Después amplió su estudio con un grupo de mujeres voluntarias en las que halló que la vagina humana se conforma de diferentes células. Sin embargo, entre las voluntarias se encontraba una mujer que tenía cáncer de cuello uterino.
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Al observar las deformaciones que existían en las células vaginales quiso comprobar si este hallazgo se presentaba en todas las mujeres que padecían esta enfermedad y convocó a un grupo en el que algunas fueron diagnosticadas con este tipo de cáncer, lo que le permitió confirmar las variaciones en el tejido celular.
Este hecho representó una revolución en la detección del cáncer cervicouterino (CaCu). De ahí que a este método se le nombrara “papanicolau”, en honor a su descubridor.
Desde ese momento y hasta la actualidad, el papanicolau es la mejor prueba que se utiliza para la detección del cáncer de cervix, debido a que puede realizarse en todas las mujeres que han iniciado su vida sexual.
Este procedimiento ginecológico representa un excelente método de prevención al observar si las células vaginales presentan un patrón en su forma y crecimiento adecuados, ya que, el cáncer cervicouterino es la multiplicación de células anormales o dañadas en el cuello cervicouterino, el cual se encuentra entre el final de la vagina y la entrada del útero.