La pandemia de COVID-19 “sigue siendo una amenaza” en la región de las Américas a pesar de la disminución de infecciones y muertes, advirtió la Organización Panamericana de la Salud (OPS) este miércoles.
Si bien en la última semana, los nuevos contagios en el continente americano bajaron 26% y las muertes casi 19%; dos años después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara una pandemia por la enfermedad del coronavirus, el peligro persiste.
“La pandemia sigue siendo una amenaza hoy. Sólo en los primeros dos meses de 2022, el 63% de los nuevos casos globales se han notificado en las Américas”, dijo en rueda de prensa virtual Carissa Etienne, directora de la OPS, oficina regional de la OMS.
Etienne recordó que la reciente oleada de casos provocada por la variante ómicron del nuevo coronavirus dejó más de 220 mil muertos en el continente americano, con cifras récord de nuevos contagios en Brasil, Estados Unidos y Chile.
“Todos queremos que termine la pandemia, pero el optimismo por sí solo no puede controlar el virus. Es demasiado pronto para bajar la guardia”, subrayó, llamando a aplicar las medidas de salud pública, como uso de mascarillas y distanciamiento social, en lugares de alta transmisión.
La experta recordó que “Ómicron todavía existe y esta pandemia es impredecible”. Esta cepa, la quinta variante de preocupación designada por la OMS desde la aparición del nuevo coronavirus reportada en China a finales de 2019 (luego de alfa, beta, gamma y delta), ha provocado en general casos menos graves, pero la transmisibilidad ha sido mucho mayor.
También destacó que de los más de 6 millones de muertos que ha dejado hasta ahora la pandemia en el mundo, 2,6 millones corresponden a las Américas, continente que notificó la mayor cantidad de muertes por COVID-19 que cualquier otra región del planeta.
“Casi la mitad de todas las muertes a nivel mundial ocurrieron en las Américas, a pesar de que nuestra región alberga menos del 13% de las personas en todo el mundo”, dijo la directora de la OPS, quien advirtió que los efectos de la pandemia se sentirán a largo plazo.
Entre ellos, mencionó secuelas de por vida para algunos sobrevivientes del COVID-19, impacto en la salud mental de la población, con altas tasas de depresión y ansiedad en especial entre mujeres y jóvenes, e interrupciones en los servicios de salud esenciales.
Además, hizo hincapié en las desigualdades exacerbadas en una región muy marcada por la inequidad, en particular en el acceso a la vacuna contra el COVID- 19.
“En América Latina y el Caribe, alrededor de 248 millones de personas aún no han recibido su primera dosis de la vacuna, y estas brechas se concentran en áreas rurales de difícil acceso o áreas desatendidas. Sólo 14 países lograron una cobertura del 70% de su población con pauta de vacunación completa”, dijo Etienne.