Estudio alerta sobre aumento de microplásticos en el cerebro

| 12:27 | Lucía P Castillo | Universidad de Nuevo México
Microplasticos Cerebro
Foto: Shutterstock//Ilustrativa.

Investigadores de las ciencias de la salud de la Universidad de Nuevo México (UNM) detectaron microplásticos en cerebros humanos en concentraciones mucho más altas que en otros órganos, y alertaron sobre el crecimiento de la acumulación plástica en este órgano, la cual ha aumentado hasta 50% en los últimos ocho años, así lo dio a conocer la casa de estudios en un comunicado de prensa el pasado lunes 3 de febrero.

Según el estudio dirigido por el toxicólogo Matthew Campen, las concentraciones plásticas en el cerebro parecían más altas que en el hígado o el riñón, y más altas que informes anteriores sobre presencia de microplásticos en placentas y testículos.

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“Nunca hubiera imaginado que fuera tan alto. Ciertamente no me siento cómodo con tanto plástico en mi cerebro, y no necesito esperar alrededor de 30 años más para averiguar qué sucede si las concentraciones se cuadrupulan”.

Matthew Campen, toxicólogo

“Esto realmente cambia el paisaje. Lo hace mucho más personal. Los hallazgos deben activar la alarma”, agregó.

Tras las pruebas realizadas, los expertos cuantificaron 12 polímeros diferentes, siendo el más común el polietileno, que se usa ampliamente para envases y contenedores, incluidas botellas y tazas.

Cerebro de personas con demencia tienen más microplásticos

La investigación también reveló que el tejido cerebral de personas que habían sido diagnosticadas con demencia tenían hasta 10 veces más plástico en sus cerebros

No obstante, si bien existe una correlación clara, el diseño del estudio no puedo mostrar si los niveles más altos de plástico en el cerebro causaron los síntomas de demencia o si simplemente pueden acumularse más debido al proceso de la enfermedad en sí.

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Microplásticos encontrados en el cerebro humano son más pequeños

Los científicos encontraron en este nuevo estudio que gran parte del microplástico encontrado en el cerebro parece ser mucho más pequeño de lo que se apreció anteriormente.

De acuerdo con Campen, en la escala nanométrica, estos plásticos son aproximadamente dos o tres veces el tamaño de los virus. Lo que significa que son lo suficientemente pequeños como para cruzar la barrera hematoencefálica, aunque no está claro cómo las partículas realmente se transportan al cerebro.

Los microplásticos son pequeños trozos de polímeros degradados que son ubicuos en el aire, agua y tierra y se consideran como tal si su tamaño es menor de cinco milímetros; pero si su dimensión es menor son denominados nanoplásticos.

Consecuencias de la presencia de microplásticos en el cerebro

No está claro qué efectos tiene el plástico en el cerebro, en tanto que éste se considera biológicamente inerte y se usa en aplicaciones médicas como stents cardíacos y articulaciones artificiales.

“Comenzamos a pensar que tal vez estos plásticos obstruyen el flujo sanguíneo en los capilares. Existe el potencial de que estos nanomateriales interfieran con las conexiones entre los axones en el cerebro. También podrían ser una semilla para la agregación de proteínas involucradas en la demencia. Simplemente no lo sabemos “.

Matthew Campen, toxicólogo

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¿Cómo llegan los microplásticos al cerebro?

Aunque no está claro como llegan los microplásticos al cerebro, se sospecha que la mayoría de los microplásticos en el cuerpo se ingieren a través de los alimentos, particularmente la carne, porque la producción comercial de carne tiende a concentrar los plásticos en la cadena alimentaria. Y es que, el equipo ha encontrado altas concentraciones de plástico en carne comprada en las tiendas de comestibles.

“La forma en que regamos los campos con agua contaminada con plástico, postulamos que los plásticos se acumulan allí. Alimentamos con esos cultivos a nuestro ganado. Tomamos el estiércol y lo volvemos a poner en el campo, por lo que puede haber una especie de biomagnificación de alimentación”.

Matthew Campen, toxicólogo

¿Cómo fue posible saber esto?

La nueva investigación se basó en un método novedoso ideado por los investigadores de la UNM para especificar y cuantificar los microplásticos en el tejido, que previamente se ha utilizado para documentar cantidades de plásticos en humanos y caninos.

En el estudio actual se analizaron muestras de tejido cerebral donadas por la Oficina de Investigador Médico de Nuevo México, que por ley debe retener el tejido de las autopsias durante siete años antes de deshacerse de él.

El tejido cerebral más antiguo se remonta a 2016, en promedio, y se comparó con el tejido desde 2024. Todas las muestras se recogieron de la corteza frontal, la región del cerebro arriba y detrás de los ojos, dijo Campen.

Los investigadores disolvieron químicamente el tejido, creando una especie de lechada, luego lo atravesaron a través de una centrífuga, que provocó una pequeña pellet que contiene plástico no disuelto.

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Posteriormente, el sedimento se calentó a 600 °C, un proceso conocido como pirólisis. Los investigadores capturaron las emisiones de gas cuando los plásticos se quemaban. Los iones derivados de los polímeros combustidos se separaron cromatográficamente e identificaron con un espectrómetro de masas.

El equipo también utilizó microscopía electrónica de transmisión para examinar visualmente las mismas muestras de tejido que tenían altas concentraciones de polímeros, y encontraron grupos de fragmentos de plástico afilados que miden 200 nanómetros o menos, no mucho más grandes que los virus.

Según los especialistas, la producción de plástico en todo el mundo continúa sin cesar, pero incluso si se detuviera mañana, sería una bomba de tiempo debido a que puede tomar décadas para que los polímeros existentes se descompongan en partículas microscópicas. Las concentraciones de micro y nanoplásticos en el medio ambiente continuarán creciendo en los años venideros, concluyeron.