Cada otoño, Nueva Delhi, la capital de India, que de por sí es una de las ciudades más contaminadas del mundo, experimenta un aire casi irrespirable cuando se suma el humo de las zonas rurales cercanas, donde los agricultores queman rastrojos. Expertos consideran que este “smog” es responsable de cientos de miles de muertes prematuras cada año.
Y es que, el impacto de la contaminación en el aire en la salud humana es un problema para la salud pública por el número de enfermedades que causa. De hecho, el aire contaminado es la causa de más muertes relacionadas con patologías cardiovasculares que incluso, el colesterol alto o la falta de actividad física.
La contaminación y el riesgo cardiovascular
La contaminación es reconocida como un importante factor de riesgo cardiovascular, por detrás únicamente del tabaquismo, la hipertensión y los malos hábitos de vida como una alimentación poco saludable y el sedentarismo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países desarrollados uno de cada 10 fallecimientos diarios debidos a una enfermedad cardiovascular está relacionado con la exposición a la contaminación ambiental.
Y alrededor del 31% de las muertes a causa de padecimientos cardiovasculares podrían evitarse si se redujera el impacto de la contaminación ambiental.
Por otro lado, un estudio publicado en julio de 2023 en la revista Ciencia del medio ambiente total, evidencia cómo la exposición a partículas PM aumenta hasta un 18% el riesgo de desarrollo de fibrilación auricular, una de las arritmias cardiacas más comunes en la población general, que provoca contracciones irregulares y anormalmente rápidas de las células de la aurícula (cardiomiocitos), aumentando el riesgo de sufrir un infarto cerebral y duplicando el riesgo de muerte.
Por ello, en la actualidad existen guías de prevención de enfermedad cardiovascular en las que se recomienda evitar una alta exposición a la contaminación ambiental.
Efectos del aire contaminado a la salud del corazón
El aumento CO2 y otros contaminantes ambientales como el material particulado (PM, por las siglas del inglés particulate matter), pueden alcanzar fácilmente el torrente sanguíneo a través de la respiración, llegando a cualquier parte del organismo.
“El material particulado es una mezcla heterogénea de partículas sólidas de pequeño tamaño, tales como el hollín o el humo, provenientes generalmente de las industrias o de la combustión de los vehículos, que viajan junto a polvo y polen. Siendo las más conocidas las PM10 y PM2”
Una vez que las partículas PM llegan a los tejidos se provoca un aumento de actividad del sistema nervioso simpático, lo que conlleva la elevación de la presión arterial, así como de las frecuencias cardíaca y respiratoria.
Como consecuencia se liberan sustancias inflamatorias, generando un estado de estrés oxidativo que provoca las condiciones necesarias para que aumente el riesgo de sufrir un infarto.
Además, las partículas PM también pueden afectar a sectores sensibles de la población que se encuentran expuestos a este tipo de contaminante, como son los niños, ancianos y quienes padecen enfermedades cardiorrespiratorias.
Otras enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica son la irritación de las vías respiratorias, tales como la sinusitis.