Investigadores de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en colaboración con el Instituto Nacional de Salud Pública, el Instituto Nacional de Rehabilitación y la organización ambientalista sin fines de lucro Pure Earth, emitieron un informe tras realizar el primer monitoreo de la presencia de plomo en productos de la canasta básica consumidos mayormente por la población mexicana.
El estudio, que analizó 103 alimentos, bebidas y especias, reveló que más del 18% de los productos examinados contenían niveles detectables de plomo.
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Entre los alimentos afectados se encuentran productos fundamentales en la dieta mexicana, como arroz, trigo, soya, cúrcuma, pimienta, chile guajillo, embutidos, dulces de tamarindo y productos para bebés a base de arroz y soya. Algunos productos industrializados, especialmente aquellos hechos a base de trigo y arroz, superaron los límites máximos permitidos de plomo establecidos por la FAO y la OMS (0.20 mg de plomo por kilo de producto).
Este hallazgo plantea un riesgo significativo para la salud, ya que la exposición al plomo, especialmente en niños pequeños y mujeres embarazadas, puede tener efectos adversos irreversibles en el desarrollo del cerebro y provocar cambios en la estructura y función del sistema nervioso.
“La intención de este primer estudio es tener esta base en donde cuantificáramos el porcentaje de alimentos que tienen algún nivel detectable, así como identificar dónde es que se está contaminando el alimento” dijo la doctora Alejandra Cantoral Preciado, académica del Departamento de Salud de la IBERO, explicó en entrevista con Unotv.com.
¿Qué hacer ante la presencia de plomo en los alimentos?
Cantoral Preciado precisó que más allá de alarmar por la presencia de plomo en algunos alimentos, lo importante es tomar acciones de prevención para la salud. Un ejemplo de esto es tener una alimentación adecuada.
De acuerdo con la experta, se ha documentado que “tener una buena alimentación disminuye la cantidad de plomo que absorbemos“, esto quiere decir, “tener una dieta variada”.
“Si todos los días consumo el mismo alimento y ese alimento tiene cantidades aunque sea pequeñas de plomo, entonces es una exposición crónica. Por ello, es muy importante que le demos variedad a nuestra alimentación, particularmente en los niños pequeños y en las mujeres embarazadas” en los niños pequeños porque son los que llegan a absorber más plomo”.
Alejandra Cantoral Preciado, académica del Departamento de Salud de la IBERO
“Otra cosa que podemos hacer también en el día a día y que ya hemos comprobado, es que cuando nuestra alimentación es adecuada en calcio, hierro y zinc también el plomo se disminuye mucho en la absorción porque estos micronutrimentos benéficos compiten con el plomo a nivel intestinal, entonces hace que disminuya la absorción”, aseguró la especialista.
“El mensaje es tener una alimentación correcta y variar la dieta, no caer en la monotonía, variar la dieta. Por ejemplo, consumir frutas y verduras de la estación, entonces vamos variando ahí nuestro consumo, igual ir consumiendo diferentes tipos de cereales, etcétera”.
Alejandra Cantoral Preciado, académica del Departamento de Salud de la IBERO
¿Cómo fue posible saber esto?
Cantoral Preciado, explicó cómo fue que lograron obtener estos resultados sobre la presencia de plomo en los alimentos que componen la canasta básica, así como de otros metales pesados como el cadmio:
“Desde hace dos años en nuestro grupo de investigación nos dimos a la tarea de iniciar con este primer intento de análisis. Nosotros pudimos estudiar los más consumidos, tomamos el reporte de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición y elegimos a los 100 más consumidos por la población mexicana y fue, así que nos dimos a la tarea de ir a comprarlos en los principales distribuidores a granel y en tiendas de supermercado. Una vez después de que los compramos, en el laboratorio con mis colegas se hizo todo el análisis de estos alimentos”.
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De acuerdo con la especialista, al realizar los análisis era de esperarse que se encontrara plomo en los alimentos, ya que, aseguró, esta situación “no es nada nuevo. En otros países, lo han estado reportando cada año. Por ejemplo en Estados Unidos encontraron que más de 90% los alimentos para bebés tenía un mental pesado detectado”.
A nivel mundial, la presencia de plomo en alimentos es una creciente preocupación, y países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Australia, Japón y China realizan monitoreos regulares de contaminantes, incluido el plomo, en los alimentos más consumidos.
Sin embargo, en México, la falta de vigilancia y medidas preventivas ha llevado a que más del 17% de los niños de entre 1 y 4 años presenten intoxicación por plomo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, publicada en 2018, superando las tasas reportadas en Estados Unidos.
¿Cómo llega el plomo a los alimentos que consumimos?
El plomo, que se encuentra naturalmente en el medio ambiente, contamina suelos, aire y agua debido a desechos industriales, afectando la tierra destinada al cultivo de alimentos. Informes internacionales indican que más del 13% de las tierras cultivadas y aproximadamente 40% de los lagos y ríos están contaminados por metales pesados como plomo y cadmio.
Ante este escenario, los investigadores han emitido recomendaciones para reducir la exposición al plomo. Se destaca la importancia de evitar cocinar o almacenar alimentos en loza de barro vidriado, sugiriendo el uso de loza con sello “libre de plomo” producida por alfareros del Fondo Nacional de las Artes. Además, una dieta variada y rica en calcio, hierro y zinc puede ayudar a inhibir la absorción de plomo y sus efectos adversos.