Un grupo de investigadores chinos ha descubierto el mecanismo de formación que se encuentra detrás de la autopolinización en tomates cultivados, proporcionando información valiosa para aumentar la producción de este fruto.
Investigadores de la Universidad de Agricultura y Silvicultura de Fujian han encontrado que los tomates pueden alterar la estructura de los órganos florales al regular el desarrollo de tricomas en sí mismos, adoptando así un método de autopolinización para mejorar sus tasas de fructificación.
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Claves del estudio de los tomates
Los tomates domesticados lo logran anatómicamente formando un cono alrededor de las anteras masculinas, lo que asegura que el polen pueda alcanzar fácilmente el estigma. El cono de antera se mantiene unido por una densa red de pelos llamados tricomas cremallera.
Los investigadores identificaron un conjunto de genes de cremallera homodominio-leucina (HD-ZIP, siglas en inglés) que regulan la formación de estos tricomas. Simultáneamente, estos genes regulan la longitud del estilo femenino, permitiendo el desarrollo coordinado de una estructura reproductiva autopolinizadora.
En la agricultura, la autopolinización de las plantas resulta en mayores tasas de fructificación y asegura la herencia de características excelentes, por lo que es uno de los objetivos clave en la modificación de cultivos para la humanidad, explicó Wu Minliang, investigador del estudio.
Los resultados de la investigación se publicaron en la revista Science.