Oswaldo y Gloria, un matrimonio de artesanos de Arequipa, Perú, jamás imaginó que los peluches de alpaca que venían fabricando a mano desde su adolescencia se venderían por miles al otro lado del mundo, en la tierra de los pandas y la Gran Muralla, transformando sus vidas para siempre.
“Si no fuera por la alpaca, no estaríamos aquí, en un lugar tan lejano”, cuenta a Xinhua Oswaldo Mamani junto a su esposa, pocas horas después de aterrizar en Shanghai, vistiendo la ropa multicolor que identifica a los pueblos andinos.
La alpaca y el viaje a China
Tras años de éxito comercial con sus peluches en el mercado chino, la pareja viajó por primera vez al país asiático para participar en la sexta edición de la Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE, por sus siglas en inglés), que finalizó el 10 de noviembre.
Y no es casualidad que hayan escogido este evento, pues el “milagro comercial” del matrimonio peruano no habría sido posible sin la CIIE. La exposición ayudó a borrar los más de 17 mil kilómetros de distancia entre Arequipa y China y abrió un mercado de mil 400 millones de personas a los muñecos de Oswaldo y Gloria.
“Mi profesión siempre ha sido la artesanía desde que tengo 15 años, ya desde entonces con la alpaca, haciendo peluches, peletería o muñecos”, recuerda Mamani. “Es también una tradición de la familia”.
La alpaca es un camélido típico de las regiones andinas de Perú, muy apreciado por la suavidad y textura de su piel. “La alpaca es un símbolo de Perú y cuando se habla de alpaca, se habla de mi país”, afirma orgulloso Mamani.
La figura de Ma Yuxia y Warmpaca
Pero la vida no solía ser sencilla para el artesano, que apenas lograba vender unas centenas de unidades y dependía de pedidos aislados de muñecos una o dos veces por año para mantener en funcionamiento su pequeño taller.
Sin embargo, una visita imprevista traería un cambio radical para su vida y la de su familia.
En 2016, la empresaria china Ma Yuxia (conocida en español como María) viajó a Perú en busca de tejidos de alpaca y compró algunos muñecos en la tienda de Oswaldo y Gloria en Arequipa para regalarlos a sus clientes. Para su sorpresa, los peluches resultaron muy atractivos para las personas a quienes se los obsequió, lo que despertó su instinto de vendedora.
Desde aquel momento, Ma decidió establecer su empresa Warmpaca y buscó inmediatamente la forma de conectar con Oswaldo y Gloria.
“Quedé asombrado de que el primer pedido fuera de mil unidades, cuando para nosotros 50 o 100 ya era mucho”, recuerda Mamani. “Pensamos si íbamos a poder o no con tanta cantidad, pero nos animamos con la familia y cumplimos el primer pedido de mil alpacas”.
Warmpaca está presente en la CIIE desde su primera edición y ha ido evolucionando junto al evento. Su estand se ha expandido de 9 a 36 metros cuadrados, la variedad de los productos ha aumentado a más de 200 categorías, y los compradores están en todo el país en más de 20 ciudades.
“Desde que nos conectamos con China no paramos”, asegura el artesano, quien ha sumado a sus hermanos y unas 10 familias al negocio de la fabricación de muñecos.
De acuerdo con Mamani, en la actualidad envía a China de 20 mil a 25 mil unidades por año, con una gran estabilidad en los pedidos. La oferta de figuras también se ha expandido, de las alpacas a docenas de categorías, como pandas, pingüinos y conejos.
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Historias de éxito
El matrimonio Mamani es representativo de muchos de los beneficiarios directos del gran mercado chino. El equipo de artesanos peruanos que ahora coopera con Warmpaca ha superado las 400 personas pertenecientes a más de 20 familias y el nivel de sus ingresos ha aumentado significativamente. Muchos tomaron la iniciativa de contactar a Ma Yuxia para cooperar después de ver el potencial de ese mercado.
En la exposición, ella presentó como novedad el debut del abrigo de alpaca. “No sólo participaremos en la CIIE del próximo año, sino también en el futuro, e invitaremos a los artesanos peruanos a visitar China durante cada edición”.
“Siempre creímos que nuestro producto podría llegar a algún lugar, pero no cabía en nuestra mente que llegara a China, un lugar al otro lado del mundo”, confiesa Mamani.
María aseguró al matrimonio que su trabajo era muy apreciado justamente en ese lugar y que algún día tendrían la oportunidad de viajar hasta allí para conocerlo en persona. “Para mí era difícil pensar que podría llegar”, recuerda Mamani. “Ahora que estamos aquí es como un sueño, para una persona del campo que trabaja humildemente con alpaquitas. Me siento muy alegre”.
Oswaldo y María se suman ahora a miles de empresarios de más de 140 países y regiones que participan en la CIIE. La suya es una de las muchas historias de éxito que se esconden en los pasillos de la exposición de importaciones más grande del mundo, que cada noviembre tiene lugar en la metrópolis china de Shanghai.
(Por Wu Meng y Sergio Gómez)