Daniel venda sus manos para boxear, se prepara para subir al ring y mostrar los golpes con los que ha vencido a las adversidades.
“Dentro de un mes, el 17 de julio, cumplo 7 años de haber perdido la vista. Para mí es un tema de celebración porque entré en este mundo en el que he aprendido mucho”.
Daniel Ibáñez | Boxeador invidente
Tiene 28 años y tras un altercado quedó ciego, pero asegura que no vive en penumbras.
“La oscuridad depende de lo que lleves tú dentro”.
Daniel Ibáñez | Boxeador
Daniel boxea en una Utopía de Iztapalapa junto con docenas de alumnos que han aprendido de su condición. María es una de sus compañeras.
“Al principio nos costaba mucho trabajo porque obvio estás acostumbrado a usar la vista, pero hemos aprendido a usar más los otros sentidos: el oído, el tacto y confiar en el compañero”.
María Rodríguez | Boxeadora
Y aunque es un alumno más, también se ha convertido en un maestro, dice su instructor.
“En esa ocasión yo le dije: espérame aquí, no hagas esto, preguntó qué es; era carretilla con escalera, cuando subió dice: ¿ahora a quién subo?… ¡órale!, si él puede, todos podemos”.
César Velázquez Padilla | Entrenador de box
Daniel ha inspirado a su clase a boxear con los ojos vendados. Hoy sueña con organizar la mayor clase a ciegas en julio próximo.
“Todos mis compañeros van a empatizar, ellos que ven se van a poner en mis zapatos, para que hagamos la clase, por lo menos aquí en la Utopía, la más grande a ciegas”.
Daniel Ibáñez | Boxeador