Alberto Barranco, el embajador de México en el Vaticano, explica que “hace cuatro años a petición de México y posteriormente de Canadá y otras naciones latinoamericanas, la Santa Sede inició el análisis de un reclamo que se había vuelto muy intenso: la necesidad y exigencia de parte de algunos, de que la Iglesia pidiera perdón frente a los abusos, los excesos cometidos por la propia Iglesia en el marco del sometimiento y posteriormente colonización de los pueblos ancestrales durante la conquista del llamado Nuevo Mundo”.
Según Barranco, el documento ya está listo y fue elaborado por dos dicasterios o secretarías de Estado del Vaticano, el de Desarrollo Humano Integral y el de Educación y Cultura.
“En él se reconoce ciertamente que hubo abusos tolerados, incluso por algún segmento de la iglesia, aunque otro segmento de la Iglesia dio la vida por la defensa de la dignidad de los pueblos”.
Alberto Barranco, embajador de México en el Vaticano
En este marco, dice el embajador, “se analizan algunas bulas papales, por ejemplo, una que expide el Papa Alejandro VI, el Papa Borja por su apellido español que después italianizó como Borgia. Este Sumo Pontífice realiza lo que se podría interpretar como “el reparto del nuevo mundo” entre dos países: Canadá y España”.
“La intención era la evangelización, el fin supremo de la conquista sería convertir a la fe cristiana a los indígenas. El problema sin embargo, es que pues no en todos los casos se dio una actitud de convencimiento, sino de coacción en ese marco se les despojó de la tierra, se les despojó incluso de su cultura y en alguna forma también se les esclavizó; aunque otro Papa, posteriormente, daría una bula más a través de la cual diría que no era correcto que se les hubieran quitado las tierras a los indios aún que no estuvieran evangelizados o bautizados”.
Alberto Barranco, embajador de México en el Vaticano
Una bula papal es un documento sellado con plomo (con el sello papal) sobre asuntos políticos o religiosos.
El representante de México en el Vaticano asegura que el documento en el que la iglesia pide perdón a los pueblos ancestrales “es un acto inédito en donde la Iglesia en su conjunto, que no el Papa como lo ha hecho en varias ocasiones, está pidiendo perdón, está reconociendo que se cometieron cuestiones que son ajenas a la doctrina de la Iglesia. Incluso, aunque dice que estas bulas se dieron en un escenario de cuestiones políticas que nada tenían que ver con la religión, pues se dice que la Iglesia repudia esta situación”.
Así, dice Alberto Barranco, es como “finalmente se le pone punto final a una polémica de cuatro años”.