Leer es bueno para el cerebro de los niños y esta vez la ciencia lo comprueba. Estudios recientes del Centro de Descubrimiento de Lectura y Alfabetización del Hospital de Niños de Cincinnati en Estados Unidos llevaron a cabo los primeros estudios que proporcionan evidencia cognitiva y neurobiológica de los beneficios que tiene la lectura en los pequeños de hasta cinco años.
De acuerdo con las imágenes obtenidas gracias a un tipo especial de resonancia magnética, llamada imágenes de tensor de difusión, éste es el cerebro de un niño que tiene contacto con la lectura.
Las áreas rojas señalan los lugares del cerebro donde hay un aumento y organización en la materia blanca, los cuales tienen que ver con el lenguaje y la alfabetización, y por ende se asocian al aprendizaje en la escuela.
Al respecto el doctor John Hutton, pediatra e investigador clínico en el Hospital Infantil de Cincinnati indició que "los niños que tienen experiencias más estimulantes que organizan el cerebro, tienen una gran ventaja cuando llegan a la escuela".
Por otro lado, los investigadores también demostraron los daños que provoca en los niños el uso de pantallas.
Esta imagen corresponde al cerebro de un niño en edad preescolar que pasa un promedio de dos horas al día jugando con pantallas.
Las regiones marcadas de color azul muestran un subdesarrollo y desorganización de la materia blanca en las mismas áreas relacionadas con el lenguaje y la alfabetización, lo cual dificultará sus procesos de aprendizaje.
¿Qué hay detrás de las imágenes obtenidas?
Adicional a los exámenes neurobiológicos realizados, los expertos también aplicaron pruebas cognitivas, donde los niños que tienen contacto con los libros y la lectura obtuvieron puntajes más altos, a diferencia de los niños que usan pantallas, quienes mostraron habilidades emergentes de alfabetización más pobres, es decir menos capacidad para usar el lenguaje expresivo.
Hutton indica que "el tiempo que se usa una pantalla interfiere con la realización de otras actividades, entre ellas la lectura".
El tiempo en pantalla se interpone en el camino de más cosas que sólo leer, como jugar con juguetes, usar la imaginación y salir a la calle, interfiriendo así con todo tipo de actividades que beneficiarían diferentes partes del cerebro que no sólo están relacionadas con la lectura". John Hutton, pediatra e investigador clínico en el Hospital Infantil de Cincinnati
El camino a la evidencia científica de leer
Los expertos realizaron este tipo especial de resonancia magnética que les permitió explorar la materia blanca en 47 menores de tres y cinco años que aún no asistían al jardín de niños.
Ya que según Hutton "el cerebro es mucho más eficiente en los primeros cinco años de edad, por lo cual, son tan importantes las experiencias de la primera infancia".