Presionan a Tailandia para "liberar la democracia" apresada por el Ejército
Cientos de intelectuales y activistas de Tailandia se han visto forzados a abandonar su país para evitar ser detenidos por los militares, que hace un año llegaron al poder tras un golpe de Estado, y se han marcado el objetivo de "liberar la democracia" robada por el Ejército.
El Gobierno tailandés, liderado por el general y primer ministro Prayuth Chan-ocha, reclamó el pasado febrero a la Interpol la detención de 40 nacionales acusados de vulnerar la ley que protege el honor de la Casa Real de Tailandia y que habrían dejado el país poco después de la asonada.
En caso de regresar a su país, Amornpat, más conocida en la prensa local como Rose, podría ser condenada a más de 100 años en prisión por ofensas contra la Monarquía.
"Los tailandeses han sido criados para ser dóciles y su capacidad para retar a las autoridades en el poder es muy escasa (...) Ellos tiene la lengua atada y no tienen derecho para hacer ciertos comentarios. La nación entera es rehén de una ley maligna", apunta la activista.
La junta militar ha recurrido sin disimulo al artículo 112 del código penal o ley de Lesa Majestad, que penaliza entre 3 y 15 años de cárcel a los que denigran a la institución monárquica -incluso basándose en la verdad-, para perseguir a la oposición, según denuncian organizaciones en favor de los derechos humanos.
Los procesos penales por vulnerar el artículo 112, ahora bajo la aplicación de tribunales militares, se han multiplicado desde el golpe.
La caza internacional de opositores ha dañado las relaciones diplomáticas de Bangkok con otros países. En enero, el Gobierno tailandés citó al embajador de Nueva Zelanda para reclamar en vano la extradición de Ekaphop Luera, un estudiante de 23 años acusado de insultar al rey durante una manifestación en 2013, y de su novia, después de que la nación oceánica les concediera el estatus de refugiado político.
El Ejecutivo, copado por militares, sostiene ante la presión internacional que celebrará elecciones a finales de 2015 o principios del 2016.
Desde el exilio el exministro de Interior hasta el golpe militar, Charupong Ruangsuwan, ha creado la Organización de los Tailandeses Libres por los Derechos Humanos y la Democracia (FT-HD) con la idea de combatir a la junta militar y los Gobierno antidemocráticos y restaurar la soberanía popular.
La falta de organización en la disidencia y la ausencia de un líder que les guíe son dos de los problemas que afrontan la resistencia, según apuntan activistas mientras reclaman más sanciones de los países occidentales contra los "ladrones en uniforme" que rigen el país.
El dictador tailandés prometió "un juicio justo" para aquellas personas en el exilio que decidan regresar voluntariamente para afrontar los cargos de los que se les acusa.