Papa lava los pies a doce discapacitados en misa de Jueves Santo
Entre ellos un musulman y un joven de 16 años tetrapléjico.
El Papa Francisco ofició la misa de Jueves Santo que rememora la Última Cena y en la que el pontífice, emulando a Jesús, lavó los pies a doce personas, en esta ocasión discapacitados de la fundación italiana Don Carlo Gnocchi, entre los que se encontraba un musulmán.
La ceremonia "In Coena Domini" transcurrió en el Centro Santa María de la Providencia, en el barrio de la periferia romana de Casal de Marmo, al que el papa argentino llegó en torno a las 17:15 hora local para presidir su segundo Jueves Santo desde que fue elegido sucesor del Apóstol Pedro en marzo del pasado año.
A las puertas del centro fue recibido por numerosos curiosos a quienes se dirigió para estrechar sus manos y para besar y bendecir a los más pequeños, que corearon canciones dirigidas al pontífice.
Ya en el templo, el Papa Francisco, desde el púlpito, pronunció una homilía improvisada en la que explicó que el gesto de Cristo de lavar los pies a los doce apóstoles representa la imagen de "un Dios que se ha hecho siervo".
Francisco explicó que Jesús realizó un trabajo de esclavos, que tiene su remoto origen en la obligación de éstos de lavar los pies de sus amos antes de que entraran en casa, para no manchar el suelo tras caminar por senderos sin asfaltar.
"Ahora yo haré este gesto, pero todos nosotros, en nuestro corazón, pensemos en los otros, en el amor que Jesús nos dice que tenemos que tener con los otros, en cómo podemos servirles mejor porque así Jesús lo quiso", afirmó.
Acto seguido, el pontífice descendió del púlpito para proceder al tradicional lavatorio, para el que se aprovisionó de un delantal blanco tras despojarse de la mitra, del palio y de la muceta.
Fue entonces cuando Francisco realizó el lavatorio a doce personas de edades comprendidas entre los 16 y los 86 años que padecen diversas patologías y entre las que se encontraba un hombre musulmán, como ya sucedió el pasado año.
El más joven fue Osvaldinho, de 16 años, procedente de Cabo Verde y tetrapléjico desde que en agosto del año pasado se lesionara la columna vertebral al zambullirse en el mar en una zona de poca profundidad.
Y la más anciana Angélica, de 86 años y en rehabilitación en este centro de la Fundación después de que el año pasado se cayera y se fracturara la prótesis de cadera que ya utilizaba.
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