Big Ben suena de nuevo: tras 5 años de restauración, vuelve a marcar el ritmo de Londres

Big Ben
Las últimas campanadas de Big Ben fueron en 2017. Foto: Reuters.

La campana más famosa de Gran Bretaña, Big Ben, volvió a su servicio regular este domingo 11 de noviembre, luego de cinco años de extensos trabajos de renovación y conservación.

El Big Ben, la campana más grande de la Torre Isabel de Westminster, regresó a sonar con 11 campanadas para conmemorar el Día del Recuerdo.

Cada segundo domingo de noviembre, Domingo del Recuerdo, las campanadas de las once marcan tradicionalmente el comienzo de un silencio de dos minutos para recordar a los británicos muertos en la guerra, con un desfile y un servicio de recuerdo en el cercano Whitehall al que asisten altos funcionarios del gobierno y el monarca.

Foto: AFP.

El Big Ben, quizás la campana más conocida del mundo y a menudo confundida con la torre en la que reside, ahora sonará cada hora, con las cuatro campanas más pequeñas sonando cada 15 minutos con una serie de melodías.

En 2017, últimas campanadas

Pero la campana de 13.7 toneladas ha estado prácticamente en silencio desde 2017, cuando la torre se cubrió con andamios para un proyecto de restauración y conservación de varios años. Una multitud se congregó en Westminster para escuchar los últimos tañidos de sus cinco campanas de hierro fundido. Algunos incluso derramaron una lágrima.

En los últimos cinco años, el Big Ben ha sonado en contadas ocasiones utilizando un mecanismo eléctrico sustitutivo, la última para el funeral de la reina Isabel II, fallecida en septiembre.

“El sonido de Londres”

En lo alto de la “torre isabelina” del palacio de Westminster, de 96 metros, las campanas estában protegidas por una red exterior para evitar la entrada de murciélagos y palomas.

Desde allí, la vista de Londres es espectacular, pero los tres relojeros responsables del Big Ben no tienen tiempo de disfrutarla.

Ian Westworth, de 60 años, y sus colegas estuvieron ocupados ultimando las pruebas finales y asegurándose de que todo funciona correctamente tras una renovación de 93 millones de dólares.

La “torre isabelina”, el nuevo nombre que se dio en 2012 a la torre del reloj con motivo del jubileo de diamante de la monarca, fue construida en la década de 1840.

En aquel entonces, sin tráfico ni rascacielos, “en una noche tranquila se podía escuchar (el Big Ben) hasta 24 km de distancia”, recuerda el relojero Westworth.

Foto: Reuters.

Imitar las luces victorianas

La restauración implicó limpiar y pintar los brazos y los martillos pero las campanas no se movieron. 

La campana principal, el Big Ben, es tan grande que para moverla habría que levantar todo el suelo del campanario

La parte más complicada fue desmontar el mecanismo del reloj de 11,5 toneladas, que data de 1859, para limpiarlo.

Además, 28 luces LED iluminan ahora las cuatro esferas del reloj, con colores que van del verde al blanco para asemejarse lo más posible a las luces de gas de la época victoriana.

Otra luz más grande, de color blanco, fue situada encima de las campanas para indicar cuando el Parlamento está en sesión.

Antes de la renovación, los relojeros comprobaban la exactitud de la hora utilizando sus teléfonos. Ahora el reloj se calibra por GPS.

Foto: Reuters.

Pero el método para ajustar la hora sigue siendo muy tradicional: se utilizan monedas antiguas para añadir o quitar peso a los gigantescos muelles del reloj, lo que permite ganar o perder un segundo.

En el campanario, durante las pruebas previas, había que ponerse tapones y orejeras para proteger los tímpanos cuando se acerca cada nueva hora en punto.

Aunque ensordecedor, el inconfundible tañido es también una señal de estabilidad tras unos años de gran agitación política en el Reino Unido y mientras el resto del palacio de Westminster se cae a pedazos. El impresionante complejo gótico a orillas del río Támesis precisa una inmensa renovación general pero las disputas políticas sobre su elevado coste la han retrasado.

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