El remdesivir de Gilead fracasó en un ensayo de COVID-19 realizado por la Organización Mundial de la Salud. Según el reporte el fármaco no tuvo un efecto sustancial en las posibilidades de supervivencia de los pacientes con coronavirus, ni disminuyó el tiempo de hospitalización.
El medicamento antiviral, uno de los primeros en usarse como tratamiento para el COVID-19, fue uno de los medicamentos que se usaron recientemente para tratar la infección por coronavirus del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El ensayo de la OMS, llamado Solidarity, evaluó los efectos de cuatro posibles regímenes farmacológicos en 11 mil 266 pacientes hospitalizados. Las fármacos incluidos en la investigación fueron:
- Remdesivir
- Hidroxicloroquina
- Un fármaco combinado anti-VIH de lopinavir
- Ritonavir e interferón
La hidroxicloroquina se suspendió en junio después de que demostrará su ineficacia, pero los otros ensayos continuaron en más de 500 hospitales y 30 países, dijo el científico jefe de la OMS Soumya Swaminathan en un evento el miércoles.
El estudio encontró que ninguno de los tratamientos “afectó sustancialmente la mortalidad” o redujo la necesidad de ventilar a los pacientes con COVID-19.
A principios de este mes, Gilead dijo que el remdesivir redujo el tiempo de recuperación del COVID-19 en cinco días en comparación con los pacientes que tomaron placebo en un estudio de 1.062 pacientes. Los resultados se publicaron en el New England Journal of Medicine.
Conflicto por Remdesivir: Gilead insiste que sí funciona contra el COVID-19
Gilead, que obtuvo los datos de Solidarity hace 10 días, cuestionó los hallazgos y dijo que parecen “inconsistentes a comparación de la evidencia más sólida de múltiples estudios controlados aleatorios publicados en revistas revisadas por pares que validan el beneficio clínico del remdesivir“.
Sin embargo, científicos de la OMS respondieron de inmediato a la controversia:
“Es un resultado confiable, no dejes que nadie te diga lo contrario, porque lo intentarán”.
Richard Peto, un estadístico independiente contratado por la OMS para analizar los resultados del ensayo Solidarity.
La OMS se abstuvo de hacer una recomendación sobre cómo los países deberían implementar remdesivir, diciendo que la orientación llegaría en dos o tres semanas después de una revisión de los datos del estudio.