La reina Isabel II, en todos sus actos públicos, aparece con distintos conjuntos, pero algo que la caracteriza son sus coloridos y peculiares sombreros; en ocasiones con adornos de listones, pero en su mayoría con flores.
Los sombreros de la reina Isabel II
En los actos públicos, la reina porta vestimentas coloridas con accesorios de los mismos tonos en bolsas y sombreros.
Pero los sombreros de Isabel II tienen una característica muy interesante porque en su mayoría contienen adornos de plumas o flores, los adornos son colocados para evitar obstruir la vista de la reina.
Según la modista Angela Kelly, en su libro La otra cara de la moneda: la reina, el tocador y el armario, el uso de la vestimenta colorida es para que sea visible para las personas que asisten a los eventos públicos y a las afueras de su residencia.
El sombrero
Es uno de los accesorios más icónicos de la reina Isabel II, el sombrero es básicamente un recordatorio para la mandataria de que desempeña un cargo de trabajo, aseguró la periodista Elizabeth Holmes en su más reciente libro: HRH: So Many Thoughts on Royal Style, según el sitio Quién.
Los sombreros y los actos protocolarios
Muestra de ello fue el pasado 7 de noviembre, cuando Isabel II realizó una discreta visita a la tumba del Soldado Desconocido, en un momento en el que el país homenajeará de este año de manera más sobria a sus soldados muertos en la guerra, debido a la pandemia de nuevo coronavirus.
La monarca, de 94 años, depositó un ramo en la tumba que se encuentra en la abadía de Westminster, en el corazón de Londres, para celebrar el regreso, hace 100 años, de este soldado desconocido fallecido durante la Primera Guerra Mundial, declaró el Palacio de Buckingham en un comunicado.
Compuesto de orquídeas y mirtos, el ramo se inspiraba en el que la Reina llevaba en su boda, retomando así la tradición real instaurada por su madre, que había depositado sobre la tumba del Soldado Desconocido su propio ramo durante su boda en 1923, en homenaje a su hermano muerto en la guerra.
- El sombrero portado por la reina era color negro, con un adorno floral del mismo tono, recordando en todo momento las palabras de la modista.