El papa Francisco por el COVID-19 presumió saludo de codo durante el encuentro semanal “deslocalizado” en la biblioteca del Palacio Apostólico, el pasado miércoles.
“La pandemia actual ha puesto de relieve nuestra interdependencia: todos estamos vinculados entre sí, tanto en el mal como en el bien”.
Papa Francisco, en su discurso de COVID-19.
Esto durante el cambio de escenario para la audiencia general tras seis meses de encuentro semanal “deslocalizado” en la biblioteca del lugar. El papa celebró la mañana de este sábado su catequesis en la corte de San Dámaso, ante una audiencia de unos 500 fieles.
Por ello, ante su encuentro con la gente el líder de la Iglesia católica interactuó con la gente que se encontraba ahí pero no les dio la mano, sino que los saludó con su codo, los fieles le correspondieron de igual manera.
“Como familia humana, tenemos nuestro origen común en Dios; vivimos en una casa común, el planeta jardín, la tierra en la que Dios nos ha colocado; y tenemos un destino común en Cristo”.
Papa Francisco, en su discurso de COVID-19.
Chismorrear es una plaga peor que COVID: Papa
El Papa Francisco reiteró que hay que alejarse de los chismes, pues aseguró que son peor que el coronavirus y pueden ser usados para dividir a la Iglesia.
“Por favor, hermanos y hermanas, hagamos un esfuerzo por no chismorrear. Chismorrear es una plaga peor que COVID”, dijo el Papa durante su discurso semanal desde una ventana sobre la Plaza de San Pedro.
“El diablo es el gran chismoso. Siempre está diciendo cosas malas sobre los demás porque es el mentiroso que intenta dividir la Iglesia”, añadió.
Finalmente recalcó que “si algo sale mal, ofrezca silencio y oración por el hermano o hermana que comete un error, pero nunca chismee”.
Los fieles del Papa Francisco durante la pandemia de COVID-19
“¡Viva el papa!”. Fieles y curiosos pudieron intercambiar algunas palabras este miércoles con el papa Francisco, aunque sin abrazos y con mascarillas, en su primera audiencia al aire libre en seis meses.
“Después de todos estos meses, retomamos nuestro encuentro cara a cara y no pantalla a pantalla”, se regocijó el Papa argentino, de 83 años, gran adepto al contacto estrecho con los fieles, y obligado desde marzo a transmitir por video su audiencia tradicional de los miércoles.
“¡Es hermoso!”, lanzó con una sonrisa ante unas 500 personas presentes, a quien algunos saludó con su coco.
Un retorno limitado y con mascarillas, muy lejos de las multitudes jubilosas en una Plaza de San Pedro concurrida, donde el sumo pontífice hacía una llegada triunfante en su papamóvil, para estrechar miles de manos y tomar en sus brazos a una cantidad de niños.