El expresidente Nicolas Sarkozy será juzgado a partir del lunes en París por corrupción y tráfico de influencias en el llamado caso de las escuchas, convirtiéndose así en el primer exjefe de estado en ser juzgado por ese motivo en sesenta años.
El exmandatario de derecha (2007-2012), de 65 años, que niega los cargos de los que se le acusa, prometió que se mostrará “combativo” en este juicio sin precedentes desde la instauración en 1958 de la V República.
- De ser declarado culpable, el expresidente podría ser condenado a una pena de prisión de hasta 10 años y una multa máxima de un millón de euros (1,2 millones de dólares).
Antes de Sarkozy, otro expresidente francés, Jacques Chirac (1995-2007), su predecesor y durante años su mentor político, fue condenado a dos años de prisión en suspenso por malversación de fondos, pero su estado de salud le impidió comparecer ante el tribunal.
El caso “de las escuchas” tiene su origen en otro caso que amenaza a Nicolas Sarkozy: las sospechas de que recibió financiación del régimen libio de Muamar Gadafi durante la campaña presidencial de 2007 que le llevó al Elíseo.
Los jueces habían decidido pinchar el teléfono del expresidente y fue así que descubrieron que tenía una línea secreta en la que utilizaba el seudónimo “Paul Bismuth”.
Según los investigadores, algunas de las conversaciones que tenía allí revelaron la existencia de un pacto de corrupción. Junto a su abogado, Thierry Herzog, Sarkozy habría tratado de obtener información secreta de otro sumario a través del juez Gilbert Azibert.
Gilber Azibert habría tratado también de influir sobre sus colegas. A cambio, Sarkozy habría prometido al magistrado ayudarlo a obtener un puesto muy codiciado en el Consejo de Estado de Mónaco.
Herzog y Azibert comparecerán junto a Sarkozy, acusados también de corrupción y tráfico de influencias.