¡Te vas a “derretir” del antojo! Éstos son los mejores 10 quesos fundidos del mundo, según Taste Atlas
Los mejores quesos fundidos del mundo fueron anunciados por Taste Atlas, sitio web especializado en gastronomía internacional; esto, luego de que el mismo portal anunciara que dicho platillo mexicano se encuentra entre las mejores recetas con queso del mundo.
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¿Cuáles son los mejores quesos fundidos del mundo, según Taste Atlas?
Se trata de los aperitivos favoritos de los mexicanos, por lo que es muy común encontrarlo en el menú de restaurantes y taquerías, donde muchos turistas han tenido la oportunidad de probarlo y deleitarse con los talentos culinarios de nuestros paisanos. En el top 10 de los mejores quesos fundidos del mundo están:
- Hacienda Cocina y Cantina, en Cabo San Lucas, Baja California
- La Chata, en Guadalajara, Jalisco
- La Esquina Soho, en Nueva York, Estados Unidos
- Rosie’s, en Nueva York, Estados Unidos
- Los Tres Gallos, en Cabo San Lucas, Baja California
- Restaurante María Corina, en Cabo San Lucas, Baja California
- Kondesa, en Cozumel, Quintana Roo
- Antojitos Authentic Mexican Food, en Orlando, Florida, Estados Unidos
- Gran Estrella, en Chicago, Estados Unidos
- Toloache, en Nueva York, Estados unidos
¿Qué lugar ocupa en el ranking de Taste Atlas?
En el recuento de 127 escaños de los mejores platillos con queso de Taste Atlas figuran tres recetas mexicanas:
- Quesadillas, en el puesto 10, con 4.4 estrellas de 5
- Queso fundido, en el sitio 24, con 4.3 de calificación
- Chile pasilla con queso, en el 104
Este recuento fue armado por los editores del sitio web de gastronomía internacional, y se basaron en las votaciones de sus suscriptores.
¿Con qué se hace el queso fundido?
En su sencillez está la clave del éxito, pues sólo consiste en queso derretido y servido caliente, generalmente en una cazuela de barro o en un plato metálico; es una delicia muy popular por su sabor cremoso y su versatilidad. Se puede preparar con:
- Asadero
- Oaxaca o quesillo
- Chihuahua
- Menonita
- Adobera
Suele complementarse con chorizo, champiñones, chile poblano, cebolla, o cualquier otro ingrediente que te guste, aunque también es un deleite cuando lo pruebas solito; además se puede servir con tortillas de maíz o harina para que cada comensal se haga tacos.
¿Cómo hacer queso fundido en sartén?
Aunque comer un buen queso fundido en la mejor taquería de la colonia es todo un deleite, a veces la dieta o el bolsillo impiden darse esos “gustitos” en la calle, por lo que aquí tenemos una opción casera que puede ayudarte a comerlo 100% a tu gusto; para prepararlo necesitas:
- Queso Oaxaca, manchego, asadero, Chihuahua o adobera (puedes usar una mezcla)
- Chorizo (opcional)
- Cebolla picada
- Tortillas de maíz
- Sal y pimienta al gusto
Agrega otros ingredientes como epazote, chile, cilantro picado o un poco de crema para darle un toque extra de sabor.
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Preparación:
Calienta la sartén a fuego medio y sofríe el chorizo con la cebolla; si vas a usar chorizo, sofríelo ahí mismo, hasta que esté dorado. Cocina hasta que estén suaves.
Coloca el queso sobre las verduras. Cubre la sartén con una tapa y deja que el queso se derrita por completo; una vez que se derrita y quede burbujeante, sirve inmediatamente con tortillas de maíz calientes y limones.
Origen del queso fundido
Su historia podría comenzar en la Conquista. Los mexicanos le debemos a los españoles la introducción de los productos lácteos al país, pues en los años 1500 trajeron ganado en el que se incluyen vacas, ovejas y cabras, a las cuales nos enseñaron a cuidar para sacar provecho de sus materias primas, entre las que está la leche.
Con el paso de los años, en México se desarrollaron técnicas para la elaboración de quesos en todo el país; uno de los más amados por su capacidad de derretirse es el Oaxaca o quesillo.
No se sabe bien cómo fue que surgió este derivado, pero hay varias historias que tratan de explicar que su origen fue producto de un error (o accidente feliz, como le llamaría el pintor favorito de los millennials: Bob Ross).
Una leyenda explica que una niña que formaba parte de una familia productora de quesos en el municipio de Etla, en el siglo XIX, se quedó a cargo de la producción, pero por una distracción se le pasó el punto de cuajado; para que no la regañaran, añadió agua caliente, pero el resultado fue una mezcla chiclosa que encantó a todos.
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Otras versiones dicen que un hombre que trató de aprovechar la merma de su producción fue quien se dio cuenta de que esta masa se fundía y tenía un gran sabor.
- Unos más sostienen que se trata del resultado de fusionar técnicas prehispánicas con españolas a la hora de cocinar.
¿Primo del fondue?
Las diversas colonias europeas que se establecieron en América, así como la Segunda Guerra Mundial, permitieron un gran intercambio cultural que trajo hasta nuestro continente el fondue, un platillo proveniente de los macizos montañosos de Jura y el norte de los Alpes, cerca de la frontera franco-suiza italiana.
Los pastores suizos, para no desperdiciar el queso duro y añejo, lo fundían en una cazuela con vino y otros ingredientes. Esto les permitía disfrutar de un plato nutritivo y reconfortante. En las zonas montañosas, donde los inviernos son largos y fríos, la fondue se convirtió en una comida ideal para calentar el cuerpo y compartir en familia o con amigos.
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La receta más antigua conocida de fondue de queso se encuentra en un libro publicado en Zúrich en 1699, titulado “Käss mit Wein zu kochen” (cocinando queso con vino).
La gran aportación de los revolucionarios
El queso fundido, como lo conocemos hoy en día, tomó forma en los años 1900, con la Revolución Mexicana, pues los pelotones formaban campamentos en los que abundaba el hierro, por lo que fabricaron sartenes en los que cocinaban recetas sencillas.
Para complementar su dieta, ponían el queso al calor y lo dejaban derretirse hasta que los bordes se doraban y el centro burbujeaba. Para fines prácticos, se hacían tacos.