Hombres urdidores rompen estereotipos tejiendo hamacas en Yucatán; esta es su historia
El municipio de Tixkokob, en Yucatán, es conocido como el principal “exportador” de hamacas del estado, un oficio que era exclusivo de mujeres, pero ahora son los hombres los que están rompiendo estereotipos.
David tiene 23 años y estudia ingeniería industrial, sin embargo, desde pequeño aprendió este oficio en su familia y ahora trabaja en una tienda “urdiendo tradición” y haciendo del oficio un orgullo, que algún día, si tiene hijos, le gustaría enseñar y heredar.
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“Los hombres son los que mayormente urden. Realmente es una tradición normal que tanto hombre como mujer podrían hacer, no tiene identidad de género ni nada por el estilo”, cuenta David Manzanero, urdidor de hamacas.
Una labor artesanal que para Tixkokob ha sido una de sus principales actividades económicas.
Hasta hace unas décadas, cuando el henequén estaba en auge, calles enteras de familias trabajaban las hamacas con la fibra o el tejido de esta planta, conocido como el “oro verde yucateco”.
Conforme llegaron las maquiladoras, la fibra fue sustituida por hilo de naylon, de algodón e incluso seda, con máquinas especiales.
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En la última década, Tixkokob ha regresado al trabajo artesanal, por medio de los bastidores.
Don Florentino tiene 64 años, desde pequeño aprendió el oficio de su abuelo y aunque le enseñó a sus tres hijos, sólo uno continúa.
Los costos de las hamacas artesanales van desde los 650 pesos, las individuales y las king size o jumbo llegan hasta los mil 600 pesos, con materiales de nylon, algodón y seda.
Sin importar si es hombre o mujer, el urdido de hamacas en esta localidad de Yucatán va más allá de una simple actividad o sustento, es una expresión de identidad y cultura que les da orgullo y que buscan transmitir a las nuevas generaciones.