Pueblos fantasma en Apatzingán, Michoacán, por violencia y desplazamiento
En Michoacán, desde hace ocho meses, al menos una veintena de comunidades de Apatzingán se han convertido en pueblos fantasma por la disputa entre grupos delincuenciales antagónicos. En El Alcalde, pobladores narran lo que viven todos los días:
“Más que nada, acá donde empezaron con sus balaceras todas las noches, y la mayoría de la gente se salió luego-luego; estaban cerquitas, entonces, éstos se fueron metiendo hasta que se orillaron a donde ya había personas y ahí empezaron a tirotear. Fueron dos noches y, al (tercer día), nos salimos porque al otro día empezaron a las 3:30 de la tarde y nos tenían sin luz.”
Balacera de más de 12 horas
En este poblado, ubicado a 18 kilómetros al noroeste de la cabecera municipal, quedó desierto luego de que el pasado fin de semana se intensificaron los enfrentamientos, que duraron más de 12 horas.
“No hallábamos la manera de escondernos de las balas, zumbando, por un lado, y por otro, alrededor de la casa, y ahí nos amontonamos varias familias (…) Todos nos hicimos bolita allí, pasamos esa noche y se acabó la balacera, como a las 5, ¿verdad? Como a las 5 de la mañana.”

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En un recorrido realizado por Unotv.com, se constató que en este pueblo de 350 habitantes, según el último censo poblacional, sólo quedan 20 personas, en su mayoría adultos mayores, que se niegan a abandonar su patrimonio de toda la vida.
Sus viviendas han sido alcanzadas por las balas y saqueadas. Los caminos han sido atacados con drones y minas.
La gente narra cómo, además, los criminales los han hostigado, secuestrado y les han cortado servicios como el suministro de energía eléctrica.
“Ya mis hijas estaban hablando conmigo para que nos saliéramos, porque no había de otra. Yo no quería porque no podemos trabajar, no tenemos apoyo, nada más lo que nos da el Gobierno, lo de la tercera edad, es todo. Con mucho sacrificio, a mí me habían levantado una hija, nos tocó vender todo, todo, todo lo que tenía. Nos salimos porque les hicieron muchos cuentos a mis hijas”.
- En El Alcalde había tres escuelas; ahora se han convertido en destacamentos para las fuerzas armadas.
Y aunque hay presencia de las fuerzas armadas, para la sociedad civil no representa una solución de fondo, pues la garantía de seguridad sólo dura mientras permanecen las bases.
Una vez que se retiran los soldados y policías, la violencia regresa.
“Entonces, se ha desplegado una cantidad importante de bases de este tipo en el municipio y en municipios alrededor; básicamente, es la principal estrategia de presencia en el territorio que actualmente tiene el Estado mexicano en esta región y supongo que en otros estados se puede estar recurriendo a la misma estrategia. El problema es que no alcanzan los recursos, ni los efectivos, ni el presupuesto para mantener ese tipo de presencia en el territorio”, dijo un consejero del Observatorio de Seguridad Humana de Apatzingán.
Incluso María del Carmen Zepeda, regidora municipal, pide ayuda:
“Exigimos que hagan lo que tengan que hacer, pero que ya pare esta violencia porque ya es insostenible. Porque no es nada más los enfrentamientos, los desplazamientos y las desapariciones, son las extorsiones también. Acá aparecen muertos todos los días.”
Los desplazados de Apatzingán no pierden la esperanza de volver a sus tierras y, en el caso de los adultos mayores, pasar sus últimos días en el lugar que los vio crecer.