Diego Rivera es uno de los pintores mexicanos más famosos del mundo. Su desempeño en el arte de la plástica, específicamente en el muralismo ha sido motivo de reconocimiento, sobre todo por su exaltación de “lo mexicano”. Sin embargo, las artes no fueron el único campo en que se interesó, Rivera fue también un gran admirador de la arquitectura y las culturas autóctonas, así como un activista comunista que se involucró en el devenir político y social de México.
Esto dotó al artista de recursos y herramientas culturales que pueden verse en sus frases más conocidas. Este 8 de diciembre, con motivo de su 137 cumpleaños, te presentamos algunas de ellas.
Siete frases para recordar a Diego Rivera
“Devuelvo al pueblo lo que de la herencia artística de sus ancestros pude rescatar”
“Siempre me han achacado relaciones que no he tenido, de lo cual no me quejo. Así nunca han salido a la luz las relaciones que verdaderamente sí he tenido”
“No soy pesimista, soy más bien hedonista y epicúreo”
“No se cree más que cuando no se entiende”
“Frida es ácida y tierna, dura como el acero y delicada y fina como el ala de una mariposa. Adorable como una bella y profunda sonrisa y cruel como la amargura de la vida”
“Para mí, el colmo de la felicidad sería no haber nacido”
“He llegado a pintar con la misma naturalidad con la que hablaba, respiraba y sudaba”
“Quería que mis pinturas reflejaran la vida social de México tal como yo la veía, y mediante mi visión de la verdad mostrar a las masas un esquema del futuro”
¿Quién es Diego Rivera?
Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, mejor conocido sólo como Diego Rivera nació en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato, el 8 de diciembre de 1886.
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, de San Carlos, donde fue alumno de Andrés Ríos, Santiago Rebull, José María Velasco, Leandro Izaguirre y Félix Parra. En 1902, abandonó la Escuela de Bellas Artes y se trasladó al campo, donde se dedicó a pintar paisajes con absoluta libertad, así como al estudio de la historia precolombina y de la arqueología mexicana con el maestro Félix Parra.
Rivera fue amigo cercano de las grandes personalidades de esa época en México, uno de ellos fue el grabador José Guadalupe Posada.
Perteneció al grupo de muralistas mexicanos, conformado principalmente por José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
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Su trabajo se destacó en la pintura, el dibujo, el grabado y la escultura, aunque también tuvo enorme interés por la arquitectura y fue uno de los primeros coleccionistas de arte prehispánico.
Su periodo muralista comenzó en 1922 con la decoración del Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria. Otras de sus obras murales son:
- Palacio de Cortés en Cuernavaca
- Escalera monumental del Palacio Nacional
- Palacio de Bellas Artes
- Tableros para el Hotel Reforma en la Ciudad de México
- Instituto Nacional de Cardiología
- Frontis del Estadio Olímpico Universitario
- Teatro de los Insurgentes
En los Estados Unidos, pintó frescos en los muros de:
- Escalera del Luncheon Club, del San Francisco Stock Exchange
- School of Fine Arts, de San Francisco, California
- Casa de Mrs. Rosalind Sterns, de San Francisco, California
- Rockefeller Center, en el edificio de la Radio City Music Hall en Nueva York
- New Workers School en Nueva York
- Detroit Institute of Fine Arts en Midtown Detroit, Michigan
Entre 1927 y 1928 fue invitado a la URSS por el Gobierno Soviético e impartió clases de Pintura Monumental en la Escuela de Artes Plásticas de Moscú. Y colaboró como ilustrador de libros, revistas y otras publicaciones. Escribió numerosos artículos en medios como la revista El Machete y Mexican Folkways. El Colegio Nacional ha reunido sus textos en tres tomos.
Finalmente, falleció en la Ciudad de México el 24 de noviembre de 1957.