Recientemente, la Cámara de Diputados aprobó la iniciativa de que a partir de ahora los médicos tendrán la obligación de recetar medicamentos con su nombre genérico y no con el nombre comercial o de patente. Pero, ¿cuáles son las diferencias entre los medicamentos originales, genéricos y similares? Aquí te lo explicamos.
¿Cuál es la diferencia entre un medicamento original, uno genérico y uno similar?
Medicamentos originales
Los medicamentos originales o medicamentos de patente son aquellos que surgen de una investigación profunda que realiza un laboratorio con la intención de sanar un padecimiento específico, y por ese motivo se le otorga la patente, es decir, la autorización para fabricarlo y distribuirlo, indica la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Sin embargo, las patentes tienen un determinado período de duración, es decir, el inventor tiene la exclusividad de producción de dicho medicamento en el mercado, a fin de recuperar su inversión. Cuando esta patente se termina, cualquier laboratorio puede producir el medicamento, surgiendo así los genéricos.
Medicamentos genéricos
Por su parte, los medicamentos genéricos también conocidos como “genéricos intercambiables” son aquellos fármacos que pueden ser fabricados por cualquier laboratorio cuando la patente venció y pueden ser utilizados en lugar de los originales, pues han pasado previamente por una serie de pruebas que demuestran que su comportamiento respecto al de patente es idéntico.
Por lo cual, tienen la garantía de que se van a comportar en el organismo de la misma manera que una medicina de marca, según la Profeco.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Genéricos (Amegi), “los medicamentos genéricos son iguales en cuanto a tiempo de acción, potencia, eficacia y seguridad con lo cual garantiza que contengan la misma sustancia activa, pureza, tamaño de partícula y mismo efecto, que el producto original de marca”.
La Secretaría de Salud indica que, para que un medicamento sea considerado como un “genérico intercambiable”, éste debe someterse a rigurosas pruebas que garanticen que se va a comportar de la misma manera que el fármaco original.
Estas pruebas consisten en dos fases: el perfil de disolución, en el que se analiza el tiempo que tarda en disolverse y la prueba de biodisponibilidad o equivalencia, que es la comparación en personas normales del efecto, tanto del medicamento innovador como del probado, mediante análisis de sangre, para conocer la concentración del fármaco.
- Entre los laboratorios autorizados por la SSA para realizar dichas pruebas se encuentran los del Hospital General de México, los de la UNAM y los de la UAG.
Medicamentos similares
Por otro lado, los medicamentos similares o “no intercambiables” son aquellos fármacos no innovadores que, a diferencia de los “genéricos intercambiables”, sólo tienen la obligación de cumplir con las indicaciones farmacopeicas, o sea, comprobar el principio activo y la cantidad indicada.
Pero no son idénticos a los genéricos, pues la forma de preparación y los aditivos son los que hacen la diferencia de biodisponibilidad, lo que significa que, aunque posean la misma sustancia activa, el comportamiento dentro del organismo puede no ser el mismo.
De acuerdo con la Secretaría de Economía, “los medicamentos similares, no cuentan con las pruebas de bioequivalencia y biodisponibilidad, por lo que no tienen la garantía de calidad con la que cuentan los medicamentos genéricos”.
¿Cómo diferenciar un medicamento original, un similar y un genérico?
Un medicamento genérico se puede diferenciar de un similar o uno de patente porque generalmente cuentan con el símbolo “GI” (genérico intercambiable), en sus empaques.
Además, no tienen un nombre comercial y sólo podrá llevar el nombre del principio activo, por ejemplo, la versión genérica de un analgésico como el Paracetamol, sólo tendrá por nombre “Paracetamol”.
En el caso de los medicamentos similares, estos no poseen el símbolo “GI” y sí pueden utilizar una marca comercial, diferente de la de patente.
Y los originales son aquellos producidos por laboratorios reconocidos que tienen la patente de fabricación y tienen una marca conocida, además de tener un costo superior a los genéricos y similares.