La mente de un criminal siempre ha representado una fascinación para los psicólogos y doctores. El trasfondo de saber por qué actúan así ha generado un debate sobre si existe o no “genes del mal“.
¿Existen los “genes del mal”?
Tras estudiar casos de asesinos famosos como el de la “Mataviejitas”, Feggy Ostrosky, psicóloga por la Facultad de Psicología de la UNAM, respondió que aunque existen factores genéticos que pueden incidir en una persona, no existen los “genes del mal”.
“Sí hay un factor genético, pero no existen genes del mal“, respondió Ostrosky en un artículo de la UNAM, en 2013.
“Los genes juegan un papel importante en la bioquímica del cerebro y en cómo se comunican las neuronas, y esto a su vez influye en la conducta. Hay neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y el temperamento como la serotonina, la dopamina o la norepinefrina“.
Feggy Ostrosky, psicóloga por la Facultad de Psicología de la UNAM
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La autora del libro “Mentes Asesinas, la violencia en tu cerebro” aseguró que “estos neurotransmisores determinan que una persona sea muy atrevida y le guste el riesgo o que, por el contrario, sea muy precavida y cautelosa”.
Además, aseveró que en individuos violentos encontraron factores genéticos. “Sabemos que hay enzimas que en sus cerebros funcionan de manera diferente, hay entre ellos, por ejemplo, alta búsqueda de la novedad y poca aversión al riesgo”. Sin embargo, aclaro:
“La genética no es destino”.
Feggy Ostrosky, psicóloga por la Facultad de Psicología de la UNAM
Ostrosky enfatizó que los genes pueden estar presentes “pero no se activan si no se dan otros factores medioambientales”.
“Los científicos estamos aprendiendo que el medio ambiente prende o apaga los genes en muchas enfermedades, no sólo en la violencia”. agregó.
“Nosotros encontramos que las historias de abuso físico, psicológico, de negligencia o de indiferencia, hacen que los genes de violencia se prendan, en las personas que tienen una susceptibilidad genética”.
Feggy Ostrosky, psicóloga por la Facultad de Psicología de la UNAM
La especialista mencionó que las zonas frontales y prefrontales del cerebro, por ser de más reciente evolución, se encuentran sujetas a procesos de maduración cerebral y de aprendizaje que son progresivos y pueden verse afectadas por el medio ambiente.
“Las experiencias tempranas de violencia o abuso antes de los tres años, generan estrés y este produce un exceso de cortisol en el organismo que afecta el desarrollo y la maduración de estructuras como el hipocampo y la amígdala“.
Feggy Ostrosky, psicóloga por la Facultad de Psicología de la UNAM
¿El cerebro de un “criminal” o persona violenta es diferente al resto de la población?
Sobre si existen diferencias entre los cerebros de personas violentas y el resto de la población, la experta destacó que a simple vista son “similares”.
“Si tuviéramos enfrente dos cerebros, el de una persona normal y el de un asesino, a simple vista sería muy difícil encontrar diferencias en el tamaño de sus estructuras”, destacó la experta
Sin embargo, la doctora mencionó que tras estudiar el metabolismo cerebral de individuos muy violentos (pero no necesariamente de criminales), encontraron pequeñas diferencias mientras estos sujetos procesaban emociones como el miedo.
“En sus cerebros encontramos diferencias sutiles pero significativas en el volumen de la amígdala izquierda, una estructura subcortical que procesa emociones de miedo y que en ellos tiene un menor volumen”.
Feggy Ostrosky, psicóloga por la Facultad de Psicología de la UNAM
¿Cómo repercuten los estilos de crianza en la personalidad futura?
La doctora en psicología de la UNAM mencionó que los estudios también revelaron que los estilos de crianza de un individuo influyen de manera importante en su personalidad futura.
“En los individuos violentos que se han estudiado en el laboratorio, se han encontrado estilos de crianza sumamente permisivos o, por el contrario, muy dictatoriales”, dijo la especialista.
¿Qué dicen otros estudios sobre el cerebro de los criminales?
En 2019, la Universidad de Chicago publicó un estudio que encontró diferencias en los cerebros de los asesinos que podrían estar relacionadas con la empatía y la moralidad.
Al examinar los escáneres cerebrales de más de 800 hombres encarcelados, los investigadores descubrieron que las personas que habían cometido o intentado un homicidio tenían menos materia gris en comparación con las personas involucradas en otros delitos.
“Más materia gris significa más células, neuronas y glía (grupo de células del sistema nervioso más abundante en el cerebro.)”, destacó Jean Decety, profesora de Psicología y Psiquiatría de la Universidad de Chicago sobre las diferencias que encontró en la corteza orbitofrontal y los lóbulos temporales anteriores del cerebro.
“Eso es lo que necesitas para hacer cálculos, para procesar información, ya sea información emocional que usas para sentir empatía por otra persona, o información que usas para controlar tu comportamiento, para suprimir tus tendencias a reaccionar”.
Jean Decety, profesora de Psicología y Psiquiatría de la Universidad Chicago
Sin embargo, la investigación concluyó que no tienen suficiente evidencia para establecer una relación causal entre la reducción de la materia gris y el homicidio.