El misterio del avión perdido de Amelia Earhart no está resuelto después de todo
El enigma del avión perdido de Amelia Earhart, la aviadora estadounidense que desapareció sobre el Pacífico en 1937, sigue sin resolverse. Una imagen captada por un sonar que se pensaba mostraba los restos de su aeronave resultó ser una formación rocosa.
La imagen fue publicada en enero por Deep Sea Vision (DSV), una empresa con sede en Carolina del Sur, que utilizó un vehículo submarino no tripulado para explorar el fondo marino.
Inicialmente, se especuló que el hallazgo podía ser el Lockheed Electra 10E de Earhart. Sin embargo, este mes, DSV anunció en Instagram que tras 11 meses de análisis, se confirmó que el objeto no correspondía al avión de la aviadora, sino a una formación natural.
“Desafortunadamente, nuestro objetivo no era el Electra 10E de Amelia, solo una formación rocosa”, informó la empresa. “Mientras hablamos, DSV continúa buscando. La trama se complica, y aún no se ha encontrado evidencia de su desaparición”.
La imagen fue captada durante una extensa búsqueda en el Pacífico, al oeste de la isla Howland, el destino previsto de Earhart en su vuelo alrededor del mundo.
La desaparición de Earhart y su navegante, Fred Noonan, ha fascinado a historiadores y entusiastas de la aviación durante décadas, generando teorías, libros y películas sobre el caso.
El consenso más aceptado es que Earhart, de 39 años, y Noonan, de 44, se quedaron sin combustible y amarizaron cerca de la isla Howland en una de las últimas etapas de su viaje.
Earhart había ganado notoriedad en 1932 al convertirse en la primera mujer en volar en solitario a través del Atlántico. Cinco años después, despegó de Oakland, California, el 20 de mayo de 1937, con la esperanza de ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo en avión.
Sin embargo, su travesía quedó inconclusa. Desaparecieron el 2 de julio de 1937 tras despegar de Lae, en Papúa Nueva Guinea, en un tramo especialmente desafiante de 2 mil 500 millas hacia la isla Howland.
A pesar del revés más reciente, la búsqueda de respuestas sobre su destino continúa, alimentando uno de los misterios más perdurables de la historia de la aviación.