Los restos fósiles completos de un antiguo y enorme tiburón que vivió junto a los dinosaurios fue localizado en Nuevo León, México, así lo dio a conocer el centro de investigación Geociencias Rennes de la Universidad de Rennes en Francia.Se trata de los restos completos y excepcionalmente bien conservados de un tiburón del género Ptychodus, un escualo pelágico de gran tamaño y cuerpo ahusado, perteneciente al orden Lamniformes, un grupo muy diverso en el Cretácico y entre el que destaca el actual tiburón blanco.
¿Cómo era el tiburón antiguo encontrado en México?
Este tipo de tiburones antiguos eran depredadores altamente especializados y únicos entre los elasmobranquios, y se dirigían a organismos nadadores con caparazones o caparazones como amonitas o tortugas marinas, así lo explica un estudio publicado el miércoles 24 de abril en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, en el cual los investigadores describieron los fósiles completos del tiburón descubiertos en canteras de piedra caliza en Nuevo León, noreste de México.
Por su parte, la revista especializada Live Science señala que las descripciones de este género de tiburón antiguo se basaron en gran medida en sus dientes, que podían medir casi 55 centímetros de largo y 45 cm de ancho, y estaban adaptados para triturar conchas, encontrados en numerosos depósitos marinos que datan del período Cretácico, 145 millones a 66 millones de años.
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Aunque la función aplastante de sus poderosos dientes está bien establecida, la morfología general de este gran depredador y sus afinidades dentro de los elasmobranquios, familia de los tiburones y rayas, siempre había sido un misterio, siendo objeto de vivos y largos debates entre la comunidad científica.
¿Por qué desapareció este antiguo tiburón?
Estos hallazgos podrían ayudar a explicar la extraña extinción de Ptychodus unos 10 millones de años antes de la crisis KT, también conocida como extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. De hecho, es muy probable que la desaparición de estos tiburones estuviera relacionada en parte con la aparición, durante este período, de competidores ecológicos (mosasaurios durófagos).
Esta especie animal fue citada por primera vez en la literatura en 1729 a partir de unos pocos dientes de tiza inglesa. Posteriormente, en 1934 fue descrito oficialmente. Desde entonces, sólo se han recogido restos aislados y más o menos fragmentarios de depósitos del Cretácico en todo el mundo.