Científicos registran “terremotos de hielo” nunca antes vistos en las profundidades de los ríos de Groenlandia

| 13:56 | Alberto Estrada | Europa Press, Live Science
Los terremotos fueron detectados con un cable de fibra óptica. Foto: GettyImages

Un equipo de investigadores demostró que en una de las corrientes de hielo más poderosas de Groenlandia se producen innumerables pequeños terremotos.

Este hallazgo permitirá estimar con mayor precisión el flujo de la corriente de hielo y los cambios asociados en el nivel del mar, según los autores del estudio.

Los investigadores detectaron estos terremotos al bajar un cable de fibra óptica en un pozo de 2,7 kilómetros en el noreste de Groenlandia, como lo menciona Live Science.

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Las grandes corrientes de hielo de la Antártida y Groenlandia son como ríos helados que transportan hielo desde las enormes capas de hielo del interior hasta el mar, y un cambio en su dinámica contribuirá significativamente al aumento del nivel del mar.

Para estimar cuánto aumentará el nivel del mar, los investigadores del clima se basan en simulaciones por ordenador de las corrientes de hielo.

Hasta ahora, basaban estas simulaciones en la suposición de que las corrientes de hielo fluyen lenta pero constantemente hacia el mar como miel espesa.

Sin embargo, las mediciones por satélite de la velocidad de flujo de las corrientes de hielo muestran que tales simulaciones son inexactas y tienen deficiencias para reflejar correctamente la realidad.

Esto genera considerables incertidumbres en las estimaciones de cuánta masa están perdiendo las corrientes de hielo y con qué rapidez y a qué altura aumentará el nivel del mar.

La importancia de conocer los terremotos de hielo en Groenlandia

Ahora, un equipo de investigadores dirigido por el profesor de la ETH Zurich Andreas Fichtner hizo un descubrimiento inesperado: en las profundidades de las corrientes de hielo se producen innumerables terremotos débiles que se desencadenan entre sí y se propagan a distancias de cientos de metros.

Este descubrimiento ayuda a explicar la discrepancia entre las simulaciones actuales de corrientes de hielo y las mediciones satelitales, y los nuevos hallazgos también deberían influir en la forma en que se simulan las corrientes de hielo en el futuro.

“La suposición de que las corrientes de hielo solo fluyen como miel viscosa ya no es sostenible. Además, se mueven con un movimiento constante de pegado y deslizamiento”, dice Fichtner.

El profesor de la ETH confía en que este hallazgo se integrará en las simulaciones de corrientes de hielo, lo que hará que las estimaciones de los cambios en el nivel del mar sean más precisas.

Además, los terremotos de hielo explican el origen de numerosos planos de falla entre los cristales de hielo en núcleos de hielo extraídos de grandes profundidades.

Los planos de falla son el resultado de movimientos tectónicos y los científicos los conocen desde hace décadas, aunque hasta ahora no se había encontrado una explicación para ellos.

“El descubrimiento de estos terremotos de hielo es un paso clave para comprender mejor la deformación de las corrientes de hielo a pequeña escala”, explica en un comunicado Olaf Eisen, catedrático del Instituto Alfred Wegener y uno de los coautores del estudio.

Los terremotos de hielo no se propagan a la superficie

El hecho de que estos terremotos de hielo no se puedan observar en la superficie y, por lo tanto, hayan permanecido sin descubrir hasta ahora se debe a una capa de partículas volcánicas situada a 900 metros por debajo de la superficie del hielo.

Esta capa impide que los terremotos se propaguen a la superficie. El análisis del núcleo de hielo mostró que estas partículas volcánicas se originaron a partir de una erupción masiva del monte Mazama en lo que hoy es Oregón hace unos 7 mil 700 años.

“Nos sorprendió esta relación hasta ahora desconocida entre la dinámica de una corriente de hielo y las erupciones volcánicas”, recuerda Fichtner.

El profesor de la ETH también se dio cuenta de que los terremotos de hielo se originan a partir de impurezas en el hielo.

Estas impurezas también son restos de volcanes: minúsculas trazas de sulfatos que entraron en la atmósfera durante las erupciones volcánicas y volaron alrededor del mundo antes de depositarse en la capa de hielo de Groenlandia en forma de nevadas. Estos sulfatos reducen la estabilidad del hielo y favorecen la formación de microfisuras.