En las últimas noches, decenas de personas se han dado cita en las afueras del Capitolio de Estados Unidos, pero no para protestar, sino para tratar de ver, con binoculares y cámaras de grandes lentes, a un suntuoso búho nival que ha llegado a vivir en una estatua del lugar
Ha caído la noche en Washington y las decenas de personas observan con los binoculares y apuntan con sus cámaras fotográficas al ave rapaz del Ártico de suntuoso plumaje blanco, encaramada en lo alto de la estatua, la cual se encuentra muy cerca del Capitolio.
“¡Está ahí!”, grita uno de los ornitólogos aficionados. Acto seguido los trípodes se desplazan en busca de un mejor ángulo de visión para captar su belleza.
“¡Es genial!”, afirma entusiasmada Meleia Rose. “Llevo mucho tiempo observando los pájaros y es la primera vez que veo un búho nival. Lo voy a añadir a mi lista”.
Muchos estadounidenses son aficionados a observar las aves (“bird-watching”) y la presencia durante una semana de este espécimen de la tundra en Washington ha causado sensación.
“Desde aquí se ve el Capitolio… Es llamativo el contraste entre la vida silvestre y la ciudad, especialmente en Washington, con todos estos monumentos emblemáticos”, añade junto a su pareja, Alex.
Como muchos otros, Rose se enteró a través de eBird, una red impulsada por ornitólogos aficionados que alerta de la presencia de aves raras a la comunidad.
En esta ocasión, los fotógrafos no se hallan en un bosque ni a orillas de un lago, sino entre la imponente fachada de la estación de trenes de Washington, la Union Station, y una avenida bulliciosa, en un terraplén poblado por tiendas de campaña de personas sin techo.
Por su plumaje, moteado de gris y blanco, se deduce que es una hembra joven. Encaramada en lo alto de una estatua mira con sus ojos amarillos la explanada de la estación en busca de un roedor que acabará entre sus garras.
Embajador de Suiza en EU, entre los entusiastas
Entre la multitud de curiosos figura el embajador de Suiza en Estados Unidos, Jacques Pitteloud, un apasionado de la ornitología.
“Ver al búho nival en un marco tan improbable fue un placer muy especial”, asegura el diplomático, que abunda que hace mucho tiempo que tiene al búho nival en su lista.
Con sus enormes alas blancas, estas “aves de la nieve y el hielo” son “como criaturas de otro mundo”, afirma Kevin McGowan, profesor del laboratorio de ornitología de la Universidad de Cornell.
El búho nival anida en las áreas árticas del círculo polar en el verano y la mayoría de los ejemplares migran hacia el sur para pasar el invierno, pero suelen detenerse en la frontera entre Canadá y Estados Unidos.
Su presencia en una zona tan austral, “es como tener a un oso polar en el barrio”, añade el ornitólogo.
Acompañados de sus padres, un puñado de niños señala con el dedo la estatua e intenta ver al pájaro que quizás ya hayan visto en Harry Potter pues Hedwig, fiel compañero del aprendiz de brujo, es un búho nival.