Ni la tecnología de "punta", como el famoso software que el gobierno mexicano compró por 80 millones de dólares, ha ayudado a resolver casos que siguen sin esclarecerse, como los desaparecidos de Ayotzinapa, o dado pistas para atrapar a exgobernadores como los Duarte.
Y ni hablar de los pasos que da el crimen organizado, que siempre toma a las autoridades por sorpresa.
Aunque, curiosamente, los investigados con esta tecnología no son los criminales, sino los periodistas, los activistas o los que incomodan, los otros se quedan en las calles...