Martha Anaya recuerda la indignación que sintió al conocer sobre el caso de El Pozolero, un albañil que después de trabajar por 10 años para el cartel de los Arellano Félix, confesó haber disuelto 300 cadáveres en sosa caústica.
La analista hace un símil de aquel sentimiento que experimentó con el reciente homicidio de una joven en Taxco, Guerrero, la cual fue asesinada a sangre fría, desmembrada y cocinada por su expareja.
Cómo hay gente con estómago para acabar con una vida de esta manera. Martha Anaya, analista