Hay quienes se alivian con el despliegue de incompetencia por parte de Donald Trump en los primeros 100 días de su gobierno en Estados Unidos, como si su incapacidad para gobernar lo hiciera inofensivo; en realidad sucede lo contrario.
El desorden de la agenda del magnate y el caos en su propio equipo le han impedido echar a andar sus proyectos, pero las pocas cosas que puede presumir a su electorado vuelven susceptible a México de ser la víctima favorita del mandatario.
El atacar a su vecino del sur lo llevó a la Casa Blanca y ahora podría generarle algunos bonos a corto plazo para mejorar su imagen pública.