La vida y la muerte conviven como nunca en Chignahuapan, Puebla, donde inició el Festival de la Luz y la Vida.
Año con año, esta celebración evoca a la época prehispánica en donde la muerte no acababa con todo, sino era el principio de un viaje en el que el alma del difunto recorría nueve planos para llegar al Mictlán del descanso eterno y tierra de los muertos.
“Esto es un evento cultural, es una tradición que tenemos aquí en Chignahuapan, es apto para toda la familia y para que las nuevas generaciones vayan informándoles todo lo que nosotros aportamos para el mundo”. Huitzil Reyes, representa a Mictlantecuhtli
La celebración inicia con un recorrido sobre la Calzada de las Almas donde se colocan tapetes de aserrín con grecas prehispánicas, veladoras, pan, flor de cempasúchil e incienso.
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Cientos de personas se congregan acompañadas de antorchas y velas para caminar hacia la laguna, sede del Festival.
La noche de estos días de Muertos, la pirámide instalada sobre el agua es el escenario donde más de cincuenta danzantes representan el relato de la cosmogonía Mexica y la muerte.
“Es un orgullo este vigésimo séptimo Festival de la Luz y la Vida que representa los nueve pasos del camino al Mictlán”. Lorenzo Rivera, presidente Municipal de Chignahuapan
En la historia se menciona al Dios Xólotl quien tiene múltiples transformaciones como el Axolote y el perro Xoloitzcuintle, este último considerado como un ser que ayudaba a las almas a atravesar los nueve planos hasta llegar a la tierra de los muertos.
“Es una responsabilidad muy grande porque tenemos que tratar de hacer todo lo posible para respetar lo que nuestra cultura e historia nos dice”. Lorenzo Rivera, presidente Municipal de Chignahuapan
Luego de los relatos y danzas la representación culmina con un espectáculo de pirotecnia que celebran la luz y la vida eterna.
Este 2023 el Festival de la Luz y la Vida cumple 27 ediciones y jóvenes originarios de Chignahuapan se preparan durante meses para darle vida a sus personajes míticos.