Oasis de piedra, silencio y vida: Desierto de los Leones
El Parque Nacional Desierto de los Leones, ubicado en el Valle de México, es un área natural protegida que conserva árboles centenarios cubiertos por nieblas y ríos cristalinos que recorren sus bosques templados. Este ecosistema es considerado uno de los principales pulmones de la Ciudad de México.
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“El Valle de México se encuentra rodeado de montañas, particularmente por el Eje Neovolcánico, y estos macizos forestales son la fábrica del agua”, señaló César Sánchez, director general de la Dirección de Áreas Naturales Protegidas y Áreas de Valor Ambiental.
Primer Parque Nacional de México: Desierto de los Leones
Aunque su nombre sugiere lo contrario, en el Desierto de los Leones no hay leones ni es un desierto. En 1917 fue declarado el primer Parque Nacional del país, marcando el inicio de la conservación ambiental en México.
“Es el primer Parque Nacional que se estableció en nuestro país”, subrayó Sánchez.
El parque abarca 1,529 hectáreas de bosque templado, distribuidas entre las alcaldías Cuajimalpa y Álvaro Obregón. Estas zonas, junto con San Mateo Tlaltenango y Santa Rosa Xochiac, participan en la protección de este espacio.
“Es muy importante, para lograr una conservación efectiva, la relación con las comunidades en este caso con San Mateo Tlaltenango y Santa Rosa Xochiac, para que ellos participen en las labores de protección”, explicó César Sánchez.
Ajolote de montaña: especie única
Este área natural protegida es también hogar del ajolote de montaña, una especie endémica poco conocida.
“El Desierto de los Leones no solo destaca por la diversidad de su flora sino también por ser el hogar de una especie de ajolote de la que poco se habla, el ajolote de montaña”, señaló Rocío Ireta, reportera.
“El lugar en donde hay ajolote, esta especie en particular, es el lugar en donde hay una muy buena calidad de agua”, afirmó Jorge Luis Vargas, biólogo e investigador de la UMA El Pantano.
“En este sitio tenemos la primera Unidad de Manejo y Aprovechamiento de la Vida Silvestre para el ajolote de montaña, que es el único sitio que existe en el país para esta especie”, explicó Sánchez.
Sin embargo, la contaminación y la sobreexplotación del agua han puesto en riesgo su hábitat natural.
Incendios y contaminación, amenazas al Desierto de los Leones
Los incendios forestales representan otro peligro. La temporada de estiaje y las sequías prolongadas han incrementado el riesgo, muchas veces causado por la imprudencia humana.
“El tema de los incendios provocados o no, particularmente en este momento en que estamos en la época de estiaje o con sequías prolongadas, es un riesgo constante”, advirtió César Sánchez.
“Cuáles son los sitios para poder tener un fuego y cuáles no. Muchas veces se nos hace fácil lanzar una colilla de cigarro por la ventana y que el viento la lleve hacia una zona donde hay material combustible y se prenden nuestros bosques”, alertó.
La basura dejada por los visitantes también afecta los manantiales y ríos del parque.
“Contaminado como pueden ser los manantiales, los ríos o los cauces de arroyos”, agregó Sánchez.
Conservación del Desierto de los Leones, responsabilidad de todos
Las actividades recreativas como el senderismo, el ciclismo o los picnics son permitidas, siempre y cuando los visitantes no dejen residuos que pongan en peligro este ecosistema.
“La presencia de manantiales, de árboles, este bosque templado de abies, de pinos, de encinos, es lo que nos permite captar una cantidad importante de agua para proveerla a los asentamientos humanos”, concluyó César Sánchez.
El Desierto de los Leones es un oasis natural que requiere el compromiso de todos para conservarse, pues es tan imponente como frágil.