Si andas de visita en el Estado de México y quieres ponerle sabor al Día de Muertos, en Unotv.com te traemos dos leyendas que te sacarán un susto con todo lo que se cuenta de la casa de “La Quemada” y la casa de “Las Ánimas”, ¡prepárate!
La leyenda de “La Quemada”
La leyenda de la casa de “La Quemada” cuenta una historia ocurrida en lo que se conocía como “El Mesón de los Tres Reyes”. Hoy en día es la esquina de las calles Juárez Norte y Morelos, en Texcoco, Estado de México.
En aquel lugar vivía un sacerdote, quien era asistido por una mujer, como casi siempre sucedía con los curas de los pueblos. Sin embargo, contra todas las prohibiciones religiosas por el celibato del cura, la relación que tenían no era sólo de servicio, sino que mantenían relaciones maritales a escondidas. Al darse cuenta de esto, la gente del pueblo enfureció y quiso cobrar la afrenta a los preceptos de la Iglesia castigando a la mujer.
Así que los “libres de pecado” fueron a la esquina referida para sacarla de la casa donde asistía al sacerdote, pero ésta, asustada, se negó a salir y se encerró de tal manera que no lograran abrir.
Sin embargo, la multitud enardecida, ante la negación de la “pecadora” de salir y no lograr entrar a la casa, decidieron prenderle fuego a la vivienda con todo y ella dentro. Cuando el fuego se consumió, los pobladores hallaron en una de las habitaciones de la casa los restos de la mujer, pero herrados, es decir, que tenía herraduras clavadas en pies y manos.
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Del sacerdote ya no se supo nada. Tras la muerte de la mujer, se le empezó a nombrar al sitio como la casa de “La Quemada”, en referencia a cómo había muerto quien en vida sirviera al cura.
Aunque también se dice que, debido a su conducta, la mujer estaba herrada porque de castigo fue convertida en yegua y por las noches caminaba por las calles de Texcoco.
La leyenda de la casa de “La Quemada” es como un recordatorio del horrible castigo que sufriera la mujer en calles de Texcoco. Hoy en día, algunos aseguran que sale convertida en yegua por los rumbos de la casa donde fue consumida viva por las llamas.
El Callejón del Muerto
Se cuenta que, al sonar las 12 campanadas de la medianoche del reloj del Convento del Carmen, se puede ver a un fantasma que atraviesa el cementerio para salir a lo que popularmente se conoce como el Callejón del muerto. Su silueta desaparece al entrar en un inmueble que la gente apoda como “Casa de las Ánimas”.
Y es que, por los años de la Llorona, se dice que un peculiar matrimonio entre un viejo español entrado en años y una muchachita morena mexicana se alojó en la casa marcada con el número 7 del Callejón del Muerto. Gracias a una empleada se sabía que no se dirigían la palabra y que la esposa se pasaba el día encerrada en su casa, llorando con el retrato de un niño en sus manos y que, cuando discutían, ella pedía que el hombre le devolviera a su hijo.
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Un día, un disparo en el callejón despertó a los vecinos que descubrieron a un joven hombre con un impacto de bala en la sien derecha. Como del interior de la casa, marcada con el número 7 (que más tarde sería conocida como la Casa de las Ánimas), se escucharan sollozos y gritos en demanda de auxilio, el jefe de la policía, al entrar, se había encontrado con la empleada muerta de terror.
En el piso yacía la joven esposa en un charco de sangre, mutilada, con la cara desfigurada y el cráneo aplastado, presa, seguramente, del marido, Don Carlos, del que no había huella.
Sin embargo, en una carta encontrada en manos del fallecido se podía leer que la esposa de aquel extraño matrimonio contaba que el marido dudaba que le fuera fiel, ya que no le había podido hablar del secreto de su nacimiento, junto con el de su hermano, motivo por el cual se había llevado a su hijo lejos de ella para probablemente darle muerte, por lo que solicitaba la presencia de su hermano, pero los dos hermanos habían sido muertos la misma noche.
De Don Carlos nunca se supo nada, pero desde entonces se cuenta que a las 12 de la noche un fantasma impreciso aparece en el Callejón del muerto y desaparece al entrar a la “Casa de las Ánimas”.
