Desde la capital de Guanajuato, Daniel Osvaldo Arellano Rodríguez relata en primera persona cómo es trabajar de guía de turistas en esta ciudad, famosa por su larga historia minera, sus leyendas, así como por su arquitectura colonial repleta de túneles, callejones y plazas.
El viaje de este guía de turistas en Guanajuato
El recorrido de Daniel comienza a las 7:00 AM, justo en el cerro del Cubilete, una montaña en el municipio de Silao donde se encuentra el monumental Cristo de la Montaña.
“Un día de trabajo comienza levantándome desde las 5:00 AM para vestirme y agarrar rumbo hacia el monumento a Cristo Rey, donde recibo a los grupos de turistas”, cuenta Daniel, quien desde hace cinco años trabaja como promotor turístico y continúa el legado de su padre, que lleva más de 30 años en el negocio.
Tras desayunar en algun restaurante cercano al lugar, la segunda parada del recorrido es la comunidad Valenciana, donde se encuentra una de las minas con mayor riqueza de plata del mundo, la cual se comenzó a explotar desde el siglo XVI. Aquí, los turistas pueden descender y conocer las entrañas de la tierra, así como la historia de la minería en México.
“Aquí en la Valenciana los llevo a que prueben los dulces típicos de la región”, dijo el joven de 19 años, quien comenzó a vender postales de la ciudad desde que era un niño.
Una parada más: el Museo de la Santa Inquisición
La siguiente parada de este guía de turistas es la Ex Hacienda del Cochero o mejor conocido como el Museo de la Santa Inquisición, un espacio que fue utilizado durante el siglo XVII como calabozo y sala de tortura por la Iglesia Católica.
Los laberintos de cantera de Guanajuato
El siguiente punto del viaje son las famosas calles empedradas, callejones y túneles secretos de la ciudad, que nacieron siglos atrás como canales de agua para evitar las inundaciones del entonces Río Guanajuato, que pasaba por debajo de la ciudad.
“Me los llevo al Callejón del beso donde les comparto la leyenda de este lugar”.
Daniel, guía de turistas
También, el viaje incluye una parada en el famoso monumento al Pípila, uno de los héroes de la Independencia quien el 28 de septiembre de 1810 incendió la puerta de la Alhóndiga de Granaditas.
La estatua está hecha de cantera rosa y tiene la inscripción “… aún hay otras alhóndigas por incendiar”.
El recorrido termina con una callejoneada, un evento nocturno donde una estudiantina compuesta por varios músicos toca a través de las calles, plazuelas y callejones más importantes de la ciudad.
“Es una profesión muy bonita, pero complicada porque nosotros vivimos de las propinas de los turistas”, finaliza este guía de turistas.