Dicen que los tiempos de antes eran mejores, debido a que los niños convivían más en el exterior y desarrollaban una mayor integración social, situación que no sucede actualmente a consecuencia de la pandemia y en mayor medida a la aparición de los videojuegos y dispositivos electrónicos, de acuerdo con especialistas de la UNAM.
Los niños y su integración social
Rocío Nuricumbo Ramírez, psicoterapeuta infantil y profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que los niños iban a terapia por problemas como no levantarse a tiempo, pegarle a sus compañeros en la escuela, no hacer las tareas o no poner atención en casa ni en clase, pero:
“A partir de la pandemia hemos observado un cambio en los motivos de consulta, pues además de los mencionados los niños se aíslan, ‘se cortan’, no están logrando gestionar de manera adecuada sus emociones, tienen una falta de integración social y pasan mucho tiempo en su recámara o jugando con dispositivos electrónicos”.
Rocío Nuricumbo Ramírez, psicoterapeuta infantil y profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM
La especialista expresa que esas conductas generan dificultades en su desarrollo y en la integración a sus actividades regulares; además, percibe un cambio drástico, a partir de 2004 cuando se inició en la consulta para infantes, en quienes ahora somos adultos y jugábamos en calles y parques de manera colectiva, y los niños de la actualidad que juegan encerrados en sus casas y de manera individual o remota.
“Algunos padres y madres de familia intentan una mayor socialización y los inscriben en actividades extraescolares, como algún deporte o taller artístico, pero esas son actividades estructuradas, muy distintas a salir libremente a jugar a la calle con otros niños”, recalca.
Además este fenómeno de aislamiento crece al paso de los años y se vuelve más significativo ahora que estamos en la era de los videojuegos y los dispositivos electrónicos.
“Una modalidad de socialización es que a veces se conectan con sus propios compañeros en línea y hacen juegos virtuales, pero el riesgo es que a veces no hay una supervisión adecuada de los padres acerca de con quién interactúan, qué temas ven en pantalla y cuantas horas pasan con los dispositivos electrónicos”, refiere.
Para la psicoterapeuta lo ideal es combinar estas ocupaciones con otras que sean físicas y procuren mayor socialización real con más menores.