Una dieta rica en grasas podría aumentar la ansiedad indican los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Colorado en Estados Unidos y la Universidad Federal de Ouro Preto en Brasil que investigaron sobre el impacto de una dieta alta en grasas en las emociones.
La investigación publicada en la revista Biomedical Center se realizó con ratas adolescentes, que se dividieron en dos grupos. La mitad recibió una dieta estándar con un contenido de grasas del 11%, mientras que la otra mitad fue alimentada con una dieta rica en grasas, que contenía un 45% de grasas, principalmente saturadas de productos animales.
Cada grupo siguió su dieta durante nueve semanas y después se observó que las ratas alimentadas con la dieta rica en grasas no sólo ganaron más peso, sino que también presentaban una diversidad bacteriana significativamente menor en su flora intestinal. Tener una baja diversidad bacteriana en el intestino suele acarrear problemas de salud, a diferencia de una alta diversidad bacteriana.
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Estas ratas también mostraron un aumento en la proporción de bacterias Firmicutes en comparación con Bacteroidetes. Una proporción alta de Firmicutes en relación con Bacteroidetes se ha asociado con la dieta típica de muchas naciones industrializadas y con la obesidad.
Además, el grupo alimentado con la dieta rica en grasas mostró una mayor expresión de tres genes (tph2, htr1a y slc6a4) implicados en la producción y señalización del neurotransmisor serotonina. Esta actividad se observó en una región del tronco encefálico conocida como la sección cDRD del núcleo dorsal del rafe, asociada con el estrés y la ansiedad.
Aunque la serotonina suele considerarse una sustancia química cerebral que induce bienestar, ciertos subconjuntos de neuronas serotoninérgicas pueden, cuando se activan, provocar respuestas similares a la ansiedad.
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En particular, el aumento de la expresión de tph2 en la sección cDRD del núcleo dorsal del rafe se ha vinculado con trastornos del estado de ánimo y riesgo de suicidio en humanos.
En resumen, los resultados del estudio sugieren que una dieta rica en grasas altera la población de bacterias en el intestino, modifica el comportamiento del individuo y, a través de una compleja vía que conecta el intestino con el cerebro, influye en la liberación de sustancias químicas cerebrales que generan ansiedad.
Según los investigadores, la “comida basura” además de promover el sobrepeso y sus problemas metabólicos también podría afectar al cerebro, potenciando la ansiedad.