Durante la temporada de calor, es esencial tener precaución al consumir pollo en la calle. Omar Alonso aprendió esta lección de manera difícil después de un antojo de tacos dorados de pollo. “Se me hizo fácil, pero nunca pensé que fuera a perjudicarme,” comentó Omar.
Lamentablemente, el pollo de los tacos estaba en mal estado y Omar terminó en el hospital. “Me dio salmonelosis, estaba deshidratado, me tuvo que intervenir el médico con suero, tuve que acudir al Seguro Social,” añadió.
El riesgo de salmonelosis y otras infecciones bacterianas como Campylobacter aumenta al comprar pollo en la calle. Lucía Pérez, quien vende tacos de guisado, subraya la importancia de cuidar la preparación del pollo: “El mal sabor como amargo, como ya echado a perder, amargo y uno se da cuenta, porque el pollo se pone como chicloso.”
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Gabriela Alatorre, Maestra en Ciencias de la UNAM, explica cómo identificar un pollo en buen estado: “Si una carne de pollo está en buenas condiciones de ser consumida, debe tener un color amarillo brillante; además, el olor no debe ser a sangre, a putrefacto, a cadáver, ni a grasa oxidada.” La refrigeración también es crucial, ya que “hablar de 10 a 12 grados centígrados permite la proliferación de microorganismos.”
Alatorre aconseja no lavar el pollo: “No lavar, porque los microorganismos se distribuyen por todo el corte, vienen en la superficie.”
Ante cualquier olor o sabor extraño, es mejor evitar el alimento.
No solo el pollo es peligroso en temporada de calor. Pescados y mariscos también pueden representar un riesgo, tema que se abordará en la próxima entrega.