Roncar puede derivar en diversos padecimientos, entre ellos cardiovasculares y cerebrovasculares, señala la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que también recomienda una serie de acciones para reducir esta afección.
Contrario a lo que comúnmente se piensa, roncar no es sinónimo de un buen dormir y, al contrario, forma parte de alguno de los trastornos del sueño que afecta a la población.
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Los riesgos para la salud por roncar
Roncar aumenta la frecuencia cardiaca y disminuye la cantidad de oxigenación en el cerebro, lo que ocasiona la pérdida de neuronas.
La especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño (CTS) de la Facultad de Medicina de la UNAM, Selenne Verde Tinoco, señala los riesgos de roncar:
- Las desaturaciones podrían ser un factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
- Lo anterior podría devenir en infartos.
- Además, los ronquidos podrían tener repercusiones en nuestra calidad de vida durante el día.
Los riesgos van más allá pues, como detalla el boletín de la UNAM, el sueño no reparador, como producto de la disminución de horas descanso nocturno, repercute en los siguientes aspectos:
- Nuestro estado de ánimo.
- Podemos sufrir problemas de memoria como pequeños olvidos.
- Se pueden desencadenar accidentes automovilísticos por la posibilidad de quedarnos dormidos mientras conducimos.
- Se incrementa el riesgo de enfermedades crónico degenerativas como hipertensión y el descontrol de la diabetes.
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¿Cómo evitar los ronquidos? La UNAM responde
Para evitar los ronquidos, Verde Tinoco, sugiere las siguientes acciones:
- Tener control de nuestro peso corporal.
- No consumir bebidas alcohólicas por la noche.
- Dormir de lado, pues si lo hacemos boca arriba el problema podría exacerbarse.
Además, es recomendable que un experto en Medicina del Sueño realice detección oportuna a partir de una consulta clínica, individualizada e integral, mediante un estudio donde se lleve el registro de una noche de dormir en un laboratorio.
El especialista podrá hacer un mapeo, un registro encefalográfico de diferentes señales del cerebro mientras dormimos, así como de variables respiratorias y de movimiento para determinar si existe la presencia de un trastorno de tipo respiratorio.
De lo anterior, se podría establecer un tratamiento quirúrgico, si es necesario, para realizar el corte de alguna estructura anatómica; o bien, utilizar la ventilación mecánica positiva: el uso de una compresora que lanza aire bajo presión y permite que por nuestra vía aérea obstruida pase el aire y con ello controlar las pausas respiratorias y el ronquido, destaca la experta.
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¿Qué provocan los ronquidos?
La especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño señala que los ronquidos son provocados por:
- Alguna anormalidad en la vía aérea, es decir, que anatómicamente tengamos lengua y nariz ancha o desviación del tabique nasal, paladar caído o elongado, y campanilla o úvula baja. Cuando éstas son anatómicamente más grandes, ocasionan obstrucción del paso del aire.
- Debido a la posición en la que dormimos (boca arriba principalmente), esos músculos se van hacia atrás y obstruyen el paso del aire, lo que genera pausas respiratorias con duración de 10 segundos y hasta de tres a cinco minutos, acompañado de vibraciones en un músculo específico de nuestra vía aérea colapsada, conocidas como ronquidos.
- Están los ronquidos producidos por una variedad de factores, como la anatomía de la boca y de los senos paranasales, sobrepeso, consumo de alcohol cuando se acerca la hora de acostarse, congestión nasal o dormir boca arriba.
El sobrepeso y la obesidad son también indicadores importantes para desarrollar trastornos respiratorios del sueño.
En ese sentido, la circunferencia del cuello es factor significativo: “arriba de 40 centímetros de diámetro representa un exceso de tejido adiposo en esa área del cuerpo, el cual, durante la noche, se va hacia atrás, ocasionando la presencia de una alteración del sueño”, destaca la especialista.