La crisis por el abuso del fentanilo a llevado a que médicos en Estados Unidos reduzcan el uso de analgésicos opioides como terapia para el dolor difícil de tratar. Sin embargo, han optado por recetar ketamina, un fármaco quirúrgico de décadas de antigüedad y que también es usado con fines recreativos.
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¿Qué es la ketamina?
La ketamina es un agente anestésico no volátil que se sintetizó en 1962 y se comercializó en 1965 bajo los nombres de ketalin, de ketalar y ketina para uso humano y de ketase para uso veterinario. Se presenta como un líquido translúcido y es un derivado liposoluble de la fenciclidina (PCP), indica un estudio publicado en 2004 en la revista especializada Atención Primaria.
La ketamina se usa inyectable clínicamente como anestésico general, es considerado un “anestésico manso”, por lo que es empleado en pediatría y geriatría.
Las áreas específicas de administración son:
- Desbridamiento, curas dolorosas e injertos de piel en quemados
- Intervenciones quirúrgicas superficiales de neurodiagnóstico
- Intervenciones quirúrgicas y de diagnóstico en los ojos, oídos, nariz y boca
- Extracciones dentarias
- Anestesia en pacientes de alto riesgo con depresión de las funciones vitales, o cuando la depresión de las funciones debe evitarse
- Intervenciones ortopédicas: reducciones cerradas, manipulaciones, enclavamiento femoral, amputaciones y biopsia
- Sigmoidoscopia y operaciones menores de ano y recto, circuncisión y quistes pilonidales
Efectos derivados del consumo de ketamina
La ketamina es un anestésico general disociativo, no barbitúrico y no narcótico. Por ello, esta sustancia es apreciada por los consumidores, ya que, tiene la capacidad de combinar efectos hipnóticos, analgésicos y amnésicos, sin pérdida de consciencia ni depresión respiratoria.
Su acción se inicia rápidamente cuando se administra por vía intramuscular o intravenosa. Cuando se ingiere por vía oral, no se absorbe bien y se produce, además, un primer paso de metabolización.
Las reacciones secundarias frecuentes son estados de somnolencia agradable, vivencias imaginarias, alucinaciones y delirio de emergencia a veces acompañado de confusión, excitación y comportamiento irracional, su duración suele ser de unas pocas horas. También se presenta, hipertensión, taquicardia, taquipnea, hipotensión, bradicardia, arritmia, depresión respiratoria o apnea.
Los consumidores de ketamina con fines “recreativos” experimentan un estado disociativo como si estuviesen «fuera del cuerpo», con sensación de estar flotando. Dicho estado puede ser profundo, generando experiencias alucinatorias y dificultad para moverse. Así como alteraciones de la percepción y aparición de flashbacks incluso meses después del consumo.
Además, la ketamina induce síntomas similares a los de la esquizofrenia, con alteraciones de la percepción, reducción del rendimiento cognitivo, estados disociativos, dificultad para recordar palabras y disminución de la memoria inmediata.
Ketamina y mercado negro
En el mercado ilícito, la ketamina puede presentarse de muchas otras formas: líquido incoloro, polvo blanco (cristales blancos), comprimidos o cápsulas, por lo que es posible utilizarla por distintas vías de administración: intravenosa, intramuscular (líquido), rectal (líquido), nasal (polvo), pulmonar «fumada» (polvo) y oral (líquido, comprimido, cápsulas).