Tener dificultades para pagar las facturas, alimentar a la familia o mantener un lugar para vivir, son factores que pueden causar “estrés financiero” en las personas provocando ansiedad, angustia y deteriorando la salud mental, según la Universidad de Australia Occidental (UWA).
¿Qué es el estrés financiero?
El estrés financiero es el término bajo el que se entiende la angustia y presión constante que sufre una persona ante una situación económica adversa y o llena de incertidumbre.
Al igual que otros tipos de estrés, el estrés financiero tiene dos componentes:
- Dificultad financiera objetiva: la cual tiene que ver con no tener fondos suficientes para cubrir los gastos o deudas necesarios.
- Percepciones subjetivas: que tiene que ver con pensamientos irreales y catastróficos sobre la situación financiera actual o futura.
¿Cuáles son las causas?
Existe una amplia gama de factores que pueden influir en el nivel actual de estrés financiero. Entre estos, la UWA destaca los de índole contextual y personal.
Los factores contextuales son las circunstancias que presentan los determinados panoramas financieros de cada cultura y país, como:
- Tasas de crecimiento económico
- Desempeño del mercado
- Política gubernamental
- Política y distribución de la riqueza
Mientras que los factores personales que contribuyen al estrés son exclusivos de cada persona, y entre ellos se encuentran:
- La edad
- El género
- El nivel educativo
- El grupo étnico
Por su parte, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), señala que entre las causas que pueden llevar a padecer estrés financiero están:
- Sobreendeudamiento
- Falta de ingresos para cubrir gastos
- Incapacidad para ahorrar
¿Cómo afecta a la salud el estrés financiero?
Los altos niveles de estrés financiero pueden afectar el bienestar de las personas, elevando los niveles de angustia psicológica, ansiedad y depresión, afectando su salud mental.
Una revisión hecha por la UWA encontró evidencia clara de un vínculo entre el estrés financiero y la depresión, y de que el riesgo de depresión era mayor para las personas con bajos ingresos.
Además, una gran encuesta de adultos en los Estados Unidos también encontró que mayores preocupaciones financieras estaban asociadas con más angustia psicológica.
Por su parte, la Condusef señala que una persona con estrés financiero no rinde al máximo en su trabajo, ya que, destina varios días de la semana a pensamientos y preocupaciones financieras, por lo que no puede ayudar a generar mayor valor a su empresa, a diferencia de quienes tienen una buena salud en sus finanzas.
Según la Condusef, este problema no es poco común, de hecho, cinco de cada diez personas trabajadoras se encuentran agobiadas por sus deudas financieras.
¿Cómo saber si se sufre estrés financiero?
Para saber si se padece “estrés financiero” existen algunos criterios que pueden orientar a las personas para buscar apoyo. Estos son:
- Presentar daño en las funciones cognitivas: se pueden presentar problemas de memoria, sueño, depresión, y en algunos casos puede dañar la estructura cerebral, ocasionando inflamación u otros tipos de enfermedades.
- Alteraciones gastrointestinales: al sufrir estrés toda esa tensión suele desviarse al aparato gastrointestinal, ocasionando digestión lenta, colon irritable, gastritis, diarrea, dolor abdominal e inflamación.
- Problemas en la piel y cabello: el estrés excesivo puede ocasionar alteraciones cutáneas, como resequedad, comezón, aparición temprana de canas o descamación, así como presentar acné.
- Trastornos en el sistema reproductivo: según el American Institute of Stress, cuando los hombres sufren de estrés crónico puede causarles niveles bajos de testosterona ocasionando impotencia o problemas en la producción de esperma. En el caso de las mujeres, es posible que su ciclo menstrual se vea afectado, volviéndolo más doloroso, y en casos más extremos, provocando amenorrea, esterilidad o infertilidad.
¿Cómo evitarlo?
Una forma de evitar el “estrés financiero” es mediante pequeñas acciones propias, como:
- Detectar qué situaciones en específico causan el estrés: una forma es elaborar un presupuesto y una estrategia de administración.
- Eliminar gastos hormiga e innecesarios: elaborar una lista de los pequeños gastos diarios que podrían estar absorbiendo una parte de los ingresos.
- Cambiar de hábitos: evitar el sobreendeudamiento y las compras impulsivas, así como saldar las deudas pendientes y buscar ahorrar.