La masculinidad se puede entender como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas característicos de los hombres en una sociedad, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) es un concepto que ha evolucionado a lo largo del tiempo y está profundamente influenciado por el contexto histórico, social y cultural.
La CNDH explica que en la actualidad, la noción de un hombre universal es cuestionada, reconociendo que cada individuo aprende a ser hombre de manera única, resultando en diversas formas de masculinidad presentes en cada cultura.
Tipos de masculinidades
- Masculinidad hegemónica: caracterizada por personas consideradas importantes, independientes, autónomas, activas, productivas y heterosexuales. En el ámbito familiar, se espera que sean proveedoras y que tengan un amplio control sobre sus emociones.
- Masculinidad subordinada: en este caso, algunos rasgos de la masculinidad dominante están ausentes. Estos hombres pueden no ser tan fuertes, su capacidad económica puede ser limitada, y no comparten completamente los rasgos de autocontrol emocional. Pueden pertenecer a minorías y no se identifican con el estereotipo masculino hegemónico.
- Masculinidades alternas: algunos hombres eligen no adoptar ninguna de las formas tradicionales de masculinidad. Prefieren analizar y seleccionar características y actitudes nuevas, combinando elementos positivos de diversas formas de masculinidad. Esto implica elegir cómo relacionarse con los demás sin recurrir a violencia o estereotipos.
- Machismo: incluye comportamientos estereotipados de supremacía masculina, control y dominio. Puede manifestarse de manera sutil o extrema, con impactos diferenciados en las personas afectadas.
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Masculinidad y violencia
La violencia masculina se manifiesta en tres vertientes: contra mujeres, contra otros hombres y autoinfligida. La legitimación de la violencia hacia las mujeres ha contribuido a la distribución desigual de espacios, jornadas laborales y oportunidades.
La violencia hacia otros hombres a menudo se justifica para establecer estatus o poder. La violencia autoinfligida refleja problemas de poder, donde la negación de debilidad o enfermedad se considera un signo de virilidad.
Masculinidades, paternidad y responsabilidades familiares
Ser padre es una forma de afianzar la masculinidad en muchas sociedades. La paternidad no se limita a la reproducción biológica; las prácticas y responsabilidades hacia los hijos e hijas influyen en la construcción de la identidad de género.
Superar la sobrevaloración del nacimiento de hijos varones es un desafío para evitar actitudes discriminatorias.
Finalmente la CNDH destaca que los cambios sociales requieren la participación activa de los hombres en las responsabilidades familiares.
La conciliación entre la vida familiar y laboral debe ser respaldada por acciones estatales y sociales, incluyendo licencias por paternidad y políticas que fomenten la igualdad de género en el ámbito laboral.
En un mundo en constante evolución, la construcción de nuevas formas de masculinidad implica desafíos y reflexiones individuales y sociales, promoviendo relaciones igualitarias, respetuosas y democráticas.