Miradas que sonrojan, corazones que palpitan rápido… En el proceso de enamoramiento se liberan químicos y el cerebro activa el circuito de recompensa, lo que hace del amor una experiencia placentera.
“Cuando me enamoro tengo un placer y un gusto exagerados, esto está derivado de ciertos neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina que me tienen en un grado de excitación donde todas las emociones se hacen mucho más grandes y en este sentido siempre trato de hacer feliz a mi pareja, de verla contenta y de tener detalles que me hacen estar presente; entonces, es muy normal y muy habitual de las primeras fases del enamoramiento”, detalla el neuropsiquiatra Edilberto Peña de León.
- El paraíso emocional que produce estar enamorado, es normal, pero también puede esconder una forma de manipulación llamada “love bombing” o bombardeo de amor.
“Tienden a ser superamorosos, cariñosos, muy atentos, con regalos; tal vez te están buscando mucho, están muy presentes, pero la característica o la diferencia entre el enamoramiento o ‘love bombing’ es la intención de esta persona, porque en el enamoramiento tendemos a ser así; queremos estar al pendiente, estar con esta persona, pasar mucho tiempo, pero en el bombardeo de amor hay una intención de que te vuelvas dependiente de esa respuesta”, señala la psiquiatra Laura Jiménez Aquino.
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Este “amor” avanza a grandes pasos y se expresa de forma desmedida pero calculada para enganchar al otro y manipularlo emocionalmente.
Algunos indicadores que advierten el “love bombing” pueden ser:
- Frases desproporcionadas para el tiempo que lleva la relación como: “Eres mi alma gemela”, “Te amo”, “No puedo vivir sin ti”
- Halagos y detalles abrumadores
- Comunicación en exceso (llamadas y/o mensajes)
- Control y aislamiento de amigos y familiares
- Celos y desconfianza en la fidelidad
- Cambios bruscos: de ser amoroso pasa a la indiferencia
“Hay un objetivo y este objetivo es comprometer de tal forma a la otra parte de la pareja que yo asegure que no me vayan a abandonar y que me sigan queriendo”, detalla en neuropsiquiatra Edilberto Peña de León.
Por su parte, la psiquiatra Laura Jiménez Aquino detalla que después del bombardeo empiezan a haber periodos en los que ya no están actuando igual, “y como nuestro cerebro está inundado de esta dopamina, de la necesidad de liberar esa dopamina, lo empezamos a buscar porque queremos volver a sentirnos bien, con toda esa atención que al principio te daban”.
La persona que fue bombardeada de amor y de pronto deja de recibirlo, puede rebasar sus límites con tal de volver a recibir las muestras de amor desmedido.
“El sistema de recompensa hace que quieras volver a sentirte así, entonces tal vez haces cosas con las que no estás muy de acuerdo o que en otras circunstancias no harías para volver a recibir esa atención; puede ser desde ‘ya no hables con tus amigos’ o ‘aléjate de tu familia’ hasta cosas sexuales que tal vez tú no querías o en otra circunstancia no hubieras hecho”
Laura Jiménez Aquino / Psiquiatra.
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“El que decide jugar este rol, y que tenía carencia afectiva, en algún momento, cuando termina la parte dopaminérgica y hay que generar un vínculo más lógico, más racional y más construido, pues ya no da la dopamina para poder seguir en el ‘love bombing’ y terminan en grandes enamoramientos con grandes tragedias amorosas”, abunda el neuropsiquiatra Edilberto Peña de León.
Especialistas señalan que no se trata de estar a la defensiva ante las muestras de afecto, pero sí tener cautela, puesto que estas relaciones pueden producir daños psicoemocionales que requieren de las redes de apoyo y ayuda profesional.
“Y una vez que esta persona se va o te descarta por alguna circunstancia – tal vez tú saliste corriendo -, viene un período como de abstinencia, de sufrimiento físico y emocional en el que es difícil salir de ello”, refiere la psiquiatra Laura Jiménez Aquino.