Los microplásticos pueden llegar a nuestra cocina a través de los pescados y mariscos: estudio

| 09:18 | Lucía P Castillo | Universidad Estatal de Portland
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Pescados y mariscos con piezas de microplasticos. | Foto: Shutterstock.

Los microplásticos que se desprenden de la ropa, los envases y otros productos plásticos pueden llegar a las personas a través del pescado y mariscos que come la gente, así lo dio a conocer un nuevo estudio realizado por la Universidad Estatal de Portland.

Según la investigación, los expertos encontraron mil 806 partículas sospechosas en 180 de 182 muestras individuales. De los residuos encontrados, los más abundantes fueron las fibras, seguidas de los fragmentos y las películas.

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“Es muy preocupante que las microfibras parezcan pasar del intestino a otros tejidos como el músculo. Esto tiene amplias implicaciones para otros organismos, incluidos potencialmente también los humanos”, indicó Susanne Brander, de la Universidad Estatal de Oregón.

De las especies muestreadas, el camarón rosado tenía las mayores concentraciones de partículas en sus tejidos comestibles; mientras que el salmón chinook tuvo las concentraciones más bajas, seguido por el pez roca negro y el bacalao largo.

“Descubrimos que los organismos más pequeños que tomamos muestras parecen estar ingiriendo más partículas antropogénicas y no nutritivas”, dijo Elise Granek, profesora de ciencias y gestión ambiental.

“Los camarones y los peces pequeños, como el arenque, comen alimentos más pequeños como el zooplancton. Otros estudios han encontrado altas concentraciones de plásticos en el área en la que se acumula el zooplancton y estas partículas antropogénicas pueden parecerse al zooplancton y, por lo tanto, ser absorbidas por los animales que se alimentan de zooplancton”.

Elise Granek, profesora de ciencias y gestión ambiental

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A pesar de ello, los investigadores no recomiendan que las personas dejen de comer pescados y mariscos ya que, se debe recordar que los microplásticos están en todas partes: en el agua embotellada, la cerveza, la miel, la carne de res, el pollo, las hamburguesas vegetarianas y el tofu.

“Si desechamos y utilizamos productos que liberan microplásticos, esos microplásticos llegan al medio ambiente y son absorbidos por los alimentos que comemos. Lo que arrojamos al medio ambiente termina nuevamente en nuestros platos”.

Elise Granek, profesora de ciencias y gestión ambiental

Pescados y mariscos empaquetados ¿son afectados por los envases?

Aunque el grupo esperaba que el procesamiento desde la captura hasta el consumidor introdujera contaminantes adicionales en los envases de plástico destinados a preservar los productos del mar, eso no era universalmente cierto en todas las especies.

Los investigadores enjuagaron los filetes de pescado y los camarones, replicando lo que la mayoría de la gente hace en casa antes de prepararlos, lo que sugiere que en algunos casos, la contaminación adicional que puede caer en la superficie durante el procesamiento se puede eliminar con el enjuague.

Sin embargo, los resultados del estudio proporcionan evidencia de la presencia generalizada de partículas en los tejidos comestibles de las especies marinas y de agua dulce de Oregón.

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¿Cómo fue posible saber esto?

Los científicos cuantificaron partículas antropogénicas, materiales producidos o modificados por humanos, que encontraron en el tejido comestible de seis especies que son económica o culturalmente importantes en la región de Oregón, Estados Unidos: pez roca negro, bacalao largo, salmón Chinook, arenque del Pacífico, lamprea del Pacífico y camarón rosado.

Posteriormente, compararon las concentraciones de partículas en los niveles tróficos y si su posición en la red trófica contaminaba el tejido comestible de los peces y mariscos, así como si había diferencias en las muestras adquiridas directamente de los barcos pesqueros de investigación y las de los supermercados y vendedores de mariscos.

Los investigadores aseguraron que los hallazgos señalan la necesidad de realizar más estudios para comprender los mecanismos por los cuales los microplásticos se trasladan al tejido muscular, que comen los humanos, así como intervenciones políticas para regular las partículas antropogénicas.

Esta investigación fue publicada en la revista especializada Frontiers in Toxicology, el pasado