La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Cruz Roja informaron que los cadáveres causados por desastres naturales o conflictos armados no representan riesgos para la salud de la población. Por lo que es esencial preservar la dignidad de los cuerpos y permitir el cierre emocional por parte de los familiares sobrevivientes.
“La creencia de que los cadáveres provocan epidemias no está respaldada por ninguna evidencia. Vemos muchísimos casos de confusión en los medios de comunicación e, incluso, entre algunos profesionales médicos”, comentó Pierre Guyomarch, jefe de la Unidad Forense del Comité Internacional de la Cruz Roja, quien agregó que “es más probable que quienes sobreviven a un desastre natural transmitan enfermedades que los cadáveres.”
¿Por qué no implican riesgo los cadáveres de desastres naturales y conflictos armados?
Los cadáveres de quienes fallecieron por heridas resultantes de un desastre natural o un conflicto armado casi nunca representan una amenaza de salud para las comunidades. La razón es que las víctimas fallecidas por traumatismos, ahogo o incendio no suelen albergar organismos que provoquen enfermedades si se toman las precauciones habituales.
No obstante, una excepción sería si la muerte se produce por una enfermedad infecciosa como el ébola, la enfermedad de Marburgo o el cólera o bien si el desastre ocurre en una zona donde alguna de estas enfermedades sea endémica.
Así como que los cadáveres se encuentren en las cercanías o al interior de fuentes de abastecimiento de agua. Esto podría generar problemas sanitarios, ya que, los cadáveres pueden despedir heces y contaminar las aguas, provocando riesgo de diarrea u otras enfermedades. Por ello, es importante que los cuerpos no se deben en contacto con fuentes de agua potable.
¿Qué pasa si no hay una adecuada gestión de los cadáveres?
“Cuando se produce un alto número de muertes en desastres naturales o conflictos armados, la presencia de los cadáveres resulta perturbadora para las comunidades afectadas. Hay quienes tienden a apurarse para enterrar los cuerpos, por ejemplo, en fosas comunes, a veces, en su afán de resolver esa perturbación y otras, por miedo a que esos cuerpos representen una amenaza sanitaria. Proceder de esta manera puede ser perjudicial para la población, afirmaron las organizaciones.
Y es que, según la OMS y la Cruz Roja, inhumar rápidamente los cadáveres y una gestión deficiente de esos cuerpos puede tener consecuencias que van desde malestar psicológico a largo plazo para los familiares hasta problemas sociales y jurídicos.
“Un apuro innecesario en la disposición final de los cuerpos de quienes fallecieron en desastres o conflictos armados priva a las familias de la posibilidad de identificar y llorar a sus seres queridos, y no aporta ningún beneficio en el plano de la salud pública. El tratamiento digno de los cadáveres exige dedicar el tiempo necesario a la identificación de los fallecidos, al duelo de los familiares y a la organización los ritos funerarios correspondientes a las normas culturales y sociales locales”, resaltó Gwen Eamer, encargada superior de Salud Pública en Emergencias.
¿Cómo tratar los cadáveres en una emergencia?
De acuerdo con ambas instituciones, las inhumaciones bien gestionadas se caracterizan por la disposición de tumbas individuales fácilmente localizables y debidamente documentadas en lugares de entierro bien delimitados.
El objetivo es que se tenga conocimiento de la ubicación exacta de cada cadáver, así como de la información relacionada y de las pertenencias personales, tal como lo establecen las directrices del manual La gestión de cadáveres en situaciones de desastre, publicado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Federación Internacional y la OMS.
Además, se recomienda atender a consideraciones culturales, religiosas y familiares de los sobrevivientes.
En cuanto a las cremaciones, se sugiere no realizarlas sin que se haya identificado con seguridad a las personas.
“Rogamos a las autoridades en las comunidades afectadas por este tipo de tragedias que no se apresuren a realizar entierros o cremaciones en masa. La gestión digna de cadáveres es importante para las familias y las comunidades, y, en el caso de conflictos armados, suele ser un componente importante para acelerar el fin los enfrentamientos”, señaló el Dr. Kazunobu Kojima, responsable médico de bioseguridad y bioprotección del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.