Los 14 factores de riesgo que puedes cambiar para prevenir la demencia

14 factores de riesgo
Todos los factores de riesgo son modificables. | Foto: Shutterstock.

Un nuevo estudio publicado en la revista especializada The Lancet reveló que alrededor del 45% de los casos de demencia son potencialmente prevenibles si se evitan 14 factores de riesgo modificables en diferentes etapas del curso de la vida.

Y es que a medida que las personas viven más años, el número de casos con algún tipo de demencia aumenta, incluso cuando la incidencia específica por edad disminuye en los países de ingresos altos.

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¿Cuáles son los 14 factores de riesgo que se pueden evitar?

De acuerdo con la investigación, los 14 factores de riesgo que se pueden evitar para padecer demencia y otras enfermedades son:

1. Menor nivel educativo

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La evidencia sobre factores de riesgo específicos sugiere que todos los niños deben recibir una educación de larga duración debido a que es beneficiosa. Según la investigación realizada por la Comisión Permanente de The Lancet está comprobado que las personas con mayor educación infantil y mayor nivel educativo tienen un riesgo reducido de demencia, debido, probablemente, a que las personas con mayor educación tienen ocupaciones más estimulantes cognitivamente que las personas con bajos niveles de educación.

De acuerdo con el estudio ser congnitivamente activo en la mediana edad, es decir, entre 18 y 65 años, y en la vejez, es decir, mayores de 65 años, marca una diferencia incluso en personas que recibió poca educación.

2. Pérdida de audición

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La evidencia de que el tratamiento de la pérdida auditiva reduce el riesgo de demencia es ahora más sólida. Y es que, ahora es posible saber que a medida que aumenta la gravedad de la pérdida auditiva, aumenta el riesgo de demencia.

Esto puede deberse, según expertos, a factores psicosociales, como la soledad, la depresión y el aislamiento social. Así como a un rendimiento cognitivo disminuido debido a la reducción de estímulos ambientales, un aumento de los recursos cognitivos necesarios para escuchar y una interacción de estos riesgos con la patología cerebral.

Otro motivo por el que pueden relacionarse la pérdida de audición y la demencia es la patología cardiovascular común, por la cual la enfermedad vascular afecta la cóclea o la vía ascendente, provocando pérdida auditiva, y el lóbulo temporal medial, provocando demencia.

De ahí que el uso de audífonos auxiliares para la audición sea particularmente efectivo en personas con pérdida auditiva y factores de riesgo adicionales de demencia, indica el experto.

3. Hipertensión

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La demencia vascular generalmente ocurre cuando las personas sufren un derrame cerebral. y el derrame cerebral es parte de los criterios de diagnóstico, y la demencia vascular ocurre con mayor frecuencia en personas que fuman o que tienen diabetes e hipertensión.

Además, los accidentes cerebrovasculares y la demencia comparten los factores de riesgo de menor educación, ejercicio poco frecuente, hipertensión, enfermedades cardíacas y aislamiento social.

4. Tabaquismo

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Fumar en la vejez se asocia con un mayor riesgo de demencia, siendo mayor el riesgo al hacerlo durante la mediana edad, que durante la vejez. Posiblemente debido a las mejoras en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y los cánceres relacionados con el tabaquismo, lo que aumenta las posibilidades de que los fumadores vivan lo suficiente como para desarrollar demencia.

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5. Obesidad

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La obesidad en la mediana edad es un factor de riesgo de demencia. La obesidad es más común en personas que hacen ejercicio con poca frecuencia y se asocia con diabetes e hipertensión, que también causan enfermedades cardiovasculares por lo que esta asociación posiblemente podría estar mediada por otros factores de riesgo de demencia.

6. Depresión

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El vínculo entre la depresión y la demencia es probablemente bidireccional, dice el estudio, ya que, en los años previos a la presentación de la demencia, la depresión puede ser un síntoma de la demencia en evolución; una reacción al deterioro cognitivo; o una causa de deterioro cognitivo.

En general, estos estudios sugieren que la depresión aumenta el riesgo de demencia en todas las edades adultas, aunque en la vejez, parte de la asociación es causada por la demencia preclínica.

Los hallazgos sobre el efecto de la medicación y la terapia para la depresión en la reducción del riesgo de demencia sugieren la importancia de tratar la depresión tanto para la calidad de vida como porque podría reducir el riesgo de demencia en el futuro.

7. Inactividad física

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Según el estudio, el vínculo entre el ejercicio y la demencia probablemente sea bidireccional, es decir, la realización de actividad física incide en un menor riesgo de padecer demencia, al tiempo que este padecimiento reduce la capacidad de hacer ejercicio.

Los expertos señalan que la reducción del riesgo fue mayor cuando se pasó del sedentarismo extremo a alguna actividad física. Y es que, el ejercicio a cualquier edad parece ser útil para la cognición, posiblemente a través de cambios en el flujo sanguíneo y la función debido a la reducción de la hipertensión y el aumento del óxido nítrico, lo que culmina en una mayor plasticidad cerebral y una reducción de la neuroinflamación.

8. Diabetes

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La diabetes debe clasificarse como un riesgo de demencia en la mediana edad, pero aun se desconoce si es un factor de riesgo de demencia en edades más avanzadas o si la ausencia de evidencia que demuestre un riesgo significativo se debe a seguimientos cortos y pocos estudios, dice la investigación.

La OMS concluye que la diabetes en la vejez podría tener un efecto perjudicial sobre la salud del cerebro y el riesgo de demencia. Esto debido a que la larga duración de la enfermedad y la diabetes mal controlada aumentan el riesgo de demencia.

No obstante, aún no está clara la relación total entre la demencia y la diabetes.

9. Consumo excesivo de alcohol

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Beber más de 168 gramos de etanol por semana en la mediana edad en comparación con un consumo más ligero se asoció con un mayor riesgo de demencia. Además, la pérdida del conocimiento inducida por el alcohol aumentó el riesgo de demencia en personas con un consumo moderado o elevado.

Mientras que, en general, la reducción del consumo excesivo de alcohol o el consumo ligero y sostenido se asocia con un menor riesgo de demencia que el consumo excesivo de alcohol.

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10. Contaminación del aire

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La exposición a partículas en ambientes domésticos y externos es ahora motivo de gran preocupación e interés. La exposición es de por vida y es un contribuyente potencial a muchas condiciones a largo plazo a lo largo del curso de la vida.

En este sentido, la reducción de la contaminación del aire está relacionada con una mejor cognición y una reducción del riesgo de demencia.

De ahí que sea importante que los gobiernos implementen estrategias para mejorar la calidad del aire, particularmente en áreas con alta contaminación del aire.

11. Aislamiento social

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El aislamiento social o el contacto social poco frecuente es un factor de riesgo de demencia. Por el contrario, un contacto social en cualquier forma tiene un efecto potencialmente beneficioso sobre el riesgo de demencia al desarrollar reserva cognitiva, promover comportamientos saludables y reducir el estrés y la inflamación.

12. Visión no tratada

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Cada vez hay más evidencia que respalda una asociación entre la pérdida de la visión no tratada y el riesgo de demencia y la posible modificación mediante el tratamiento.

13. Colesterol alto

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Existe evidencia de que el colesterol LDL alto en la mediana edad, pero no en la vejez, podría ser un factor de riesgo para el deterioro cognitivo, la demencia por todas las causas y la enfermedad de Alzheimer.

14. Lesión cerebral traumática

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La lesión cerebral traumática, a cualquier edad y por cualquier origen, sigue siendo un factor de riesgo de demencia. De hecho, nuevas investigaciones sugieren que los deportes de contacto representan un riesgo debido al contacto e impacto en la zona craneal.

Es por ello por lo que la protección contra lesiones en la cabeza mediante el uso de equipos de protección para la cabeza adecuados, la reducción de colisiones de alto impacto y la práctica de cabeceos en el entrenamiento deportivo, y evitando la práctica de deportes inmediatamente después de una lesión cerebral traumática, debería ser una prioridad de salud pública e individual.

Es por ello que se considera que un traumatismo craneoencefálico puede causar o exacerbar la demencia a través de un trauma directo.

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¿Cuándo empezar a reducir los factores de riesgo?

Los enfoques de prevención deben apuntar a disminuir tempranamente los niveles de los factores de riesgo, es decir, cuanto antes, mejor y mantenerlos bajos durante toda la vida, lo que significa que cuanto más tiempo duren, mejor.

Esto es importante porque nuevas pruebas sugieren que reducir el riesgo de demencia aumenta el número de años de vida saludable y comprime la duración de la mala salud de las personas que desarrollan demencia.

De acuerdo con la investigación, si bien es deseable abordar los factores de riesgo en una etapa temprana de la vida, también resulta beneficioso abordar el riesgo a lo largo de la vida. “Nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para reducir el riesgo de demencia”, señala.

Y es que, gran parte de la evidencia sugiere que las intervenciones en la mediana edad son importantes, pero algunos factores de riesgo tienen su origen en niveles sociales y a lo largo del curso de la vida.

¿Es posible reducir o evitar estos factores de riesgo?

La publicación señala que los 14 factores de riesgo indicados tienen el potencial de reducirse a escala a través de cambios de políticas que podrían afectar el riesgo a lo largo del curso de la vida.

Además, evidencia adicional sugiere que estos cambios a menudo suponen un ahorro de costos y, por primera vez, está claro que el riesgo puede modificarse incluso en personas con mayor riesgo genético de demencia.

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