La violencia puede ser adictiva para el cerebro aseguró el investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM, Jaime Eduardo Calixto González, quien explicó cómo y por qué ocurre.
¿Por qué la violencia puede ser adictiva para el cerebro?
La violencia puede ser adictiva cuando el cerebro tiene la sensación de ganar algo al pelear o discutir y repite constantemente esta conducta. Esto se debe, según Calixto González, a que “lo que quiere el cerebro es tener la razón”.
De acuerdo con el experto, “el cerebro quiere tener la razón”, porque cree que “su verdad es absoluta”, porque es su experiencia contra la del otro y porque “no quiere que los demás tengan razón”. Sin embargo, el cerebro no discute y no es violento si no tiene la sensación de ganar algo.
El doctor en Investigación Biomédica Básica precisó que cuando una persona agresiva obtiene una ganancia secundaria y otro lo ve, automáticamente lo copia, pues es más fácil ser violento para llamar la atención.
En un ambiente así, dice el experto, las personas no observan su violencia y tampoco la de los demás. De hecho, apuntó, 1.2% de la población en el mundo tiene alexitimia, lo que significa que no reconoce sus emociones, ni las de los otros.
¿Cómo trabajar para evitar la violencia?
En su mayoría, los problemas de violencia en las personas provienen de su infancia y adolescencia, ya que, a esta edad el cerebro aprende a evaluar el rostro de otra persona para identificar si está enojada, alegre o desconcertada. Dicha acción tarda menos de 500 milisegundos.
Según el académico universitario, “se sabe que 89% de la población en el mundo arrastra problemas por lo que le pasó en ese periodo de vida. Por lo que hay que entender que hay situaciones que se pueden controlar y otras que no”.
“Un elemento fundamental para lograrlo es respirar, pues automáticamente cuando te escuchas respirar haces que la amígdala cerebral se bloquee. Si hay buena salud mental se sale del problema”, indicó.
¿Cuánto dura el enojo?
Calixto González explicó que “si tenemos un buen grado de salud mental, la mayoría experimenta que no es malo enojarse, sino ejercer violencia”. Destacó que, en el caso del estrés que se experimenta por el enojo, éste “hay que vivirlo hasta 90 minutos”, porque si toma más de ese tiempo existe un problema.
Igualmente, en el caso de llorar, esto no puede durar más de 11 minutos porque es la emoción que más gasta energía y la que rápido se desensibiliza. “El llanto es necesario y básico para la vida, pero si la persona lo realiza más de ese tiempo, tiene un trastorno de personalidad”, señaló.
El cerebro y la violencia
“El cerebro es un órgano maravilloso y privilegiado mediante las personas toman aproximadamente 2 mil 160 decisiones al día, pero es extremadamente vulnerable, por lo que se debe estar alerta de los daños que recibe”, aseguró Calixto González.
Ese órgano tiene varias áreas que interpretan, generan conductas y otras que aprenden, y su integración es la que influye en la violencia o un carácter más racional. Se sabe que la corteza prefrontal, considerada la parte más inteligente, nos ha hecho menos violentos, enfatiza.
De ahí que entender los límites y las consecuencias claras de nuestras acciones es lo que nos hace normarnos.
No obstante, cuando se daña la corteza prefrontal y el miedo y la culpa nos controlan, es posible tener un individuo sociópata, psicópata o un asesino serial, indicó el especialista.
Si bien la afectación en esa región es más común en los jugadores de futbol americano, boxeadores o jugadores de deportes de contacto, también se puede dañar por golpes en la cabeza en el hogar o padecer migrañas, añadió.