Existen controversias por el uso de este medicamento. | Foto: Shutterstock / PNG Tree.
Investigaciones aseguran que la ketamina podría ayudar a algunos pacientes con depresión severa. No obstante, algunos expertos se mantienen cautelosos ante el desafío de los efectos secundarios, y es que, este fármaco también es usado indebidamente por sus efectos psicoactivos.
Si bien, la ketamina no es un antidepresivo clásico como los desarrollados desde la década de 1960, y es en principio, un anestésico. Lo cierto es que desde hace unos 20 años los psiquiatras la consideran una posible solución contra la depresión.
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De acuerdo con los expertos, a diferencia de los antidepresivos habituales, la ketamina actúa de manera rápida, aunque se desconoce exactamente qué mecanismos fisiológicos provoca para aliviar los síntomas depresivos.
Esto hace que parezca que el uso de este fármaco sea prometedor en casos cuando se necesita un tratamiento puntual y urgente, principalmente frente a crisis suicidas, y cuando ningún medicamento clásico funciona, es decir, en casos de depresiones llamadas resistentes.
“Tenemos una necesidad urgente de nuevos tratamientos para las depresiones graves y la ketamina es prometedora”, dijo a la agencia de noticias AFP, la investigadora australiana Julaine Allan, especializada en salud mental.
Pero, ¿qué dice la ciencia sobre esto?
En los últimos meses, varios estudios publicados en prestigiosas revistas han confirmado el interés de la ketamina en estos dos casos.
Un estudio publicado en abril en el British Medical Journal muestra como el riesgo de depresión posparto de jóvenes madres se redujo después de recibir una sola dosis de esketamina, un derivado de la ketamina.
Mientras que otro estudio publicado este lunes en la revista especializada Nature Medicine demuestra que un tratamiento con ketamina evitó más recaídas depresivas en comparación con pacientes bajo tratamiento placebo.
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Paul Glue, principal autor de este estudio aseguró que “los pacientes informaron pocos efectos secundarios: euforia, disociación. Por lo tanto, no creo que estos comprimidos atraigan a personas que quieran hacer un uso indebido de la ketamina”.
A pesar de los resultados, y que, estos estudios alimentan un corpus favorable al uso de la ketamina contra la depresión, un beneficio que ya no genera muchas dudas entre los psiquiatras, el tamaño reducido de estas muestras (un poco más de cien personas) y algunos aspectos metodológicos apuntan a que es demasiado pronto para sacar conclusiones firmes.
“Debe considerarse como un intermediario entre los antidepresivos clásicos y los electrochoques”, explicó por su parte el psiquiatra de Ginebra Michel Hofmann, quien menciona un verdadero “entusiasmo” en la comunidad médica.
Hofmann agregó que “para los pacientes en los que los tratamientos clásicos no funcionan, la ketamina ofrece la posibilidad de descartar los electrochoques”.
Posturas en contra de la ketamina para tratar la depresión severa
Aunque la esketamina ya está aprobada desde hace varios años en Estados Unidos y Europa para ciertas depresiones, algunos psiquiatras siguen siendo reacios.
Sin negar la eficacia de la ketamina, estos especialistas temen el riesgo de adicción, sobre todo porque la molécula es a menudo desviada como droga, un uso tristemente mediático por la muerte por sobredosis de personalidades como el actor estadounidense Matthew Perry.
“¿Se administrará pronto ketamina a pacientes con ideas suicidas? Difícil decirlo, ya que hay un verdadero riesgo de que un uso extenso de la ketamina provoque una nueva crisis de opioides”, advirtió en 2022 en el BMJ el psiquiatra Riccardo De Giorgi, en referencia a la crisis sanitaria que ha causado cientos de miles de muertes en Estados Unidos debido al uso indebido o excesivo de ciertos medicamentos.
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El desafío es, por tanto, reducir el riesgo de abuso, así como los severos efectos secundarios, como la aparición de trastornos disociativos de la personalidad.
Ante esto, el estudio publicado en Nature Medicine busca ensayar un nuevo modo de administración de la ketamina, mediante un comprimido que libera progresivamente el tratamiento en el organismo. Ya que, potencialmente, ese uso es más práctico y menos arriesgado que un tratamiento por vía intravenosa o un aerosol nasal, las dos formas bajo las cuales la esketamina está actualmente aprobada.
El estudio ofrece resultados prometedores desde este punto de vista, aunque, nuevamente, será necesario confirmarlos.